domingo, 24 de febrero de 2008
00.- "Si no tengo amor" dice San Pablo.
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1. “Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles,
Si no tengo caridad (ágape)
Soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.
2. Aunque tuviera el don de profecía
Y conociera todos los misterios y toda la ciencia;
Aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas,
Si no tengo “amor”,
Nada soy.
3. Aunque repartiera todos mis bienes,
Y entregara mi cuerpo a las llamas,
Si no tengo “amor”, nada me aprovecha”
(I Corintios, 13. 1-3. Biblia de Jerusalén)
Nota: hemos sustituido el término “caridad” por “amor” dos veces pues es más cercano al hombre de la calle de hoy.
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1. “Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles,
Si no tengo caridad (ágape)
Soy como bronce que suena o címbalo que retiñe.
2. Aunque tuviera el don de profecía
Y conociera todos los misterios y toda la ciencia;
Aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas,
Si no tengo “amor”,
Nada soy.
3. Aunque repartiera todos mis bienes,
Y entregara mi cuerpo a las llamas,
Si no tengo “amor”, nada me aprovecha”
(I Corintios, 13. 1-3. Biblia de Jerusalén)
Nota: hemos sustituido el término “caridad” por “amor” dos veces pues es más cercano al hombre de la calle de hoy.
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00.- "¿De verdad sabes lo que es el amor?"
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Este libro ha sido escrito desde un punto de vista antropológico del hombre y de su naturaleza. “Las cosas son como son” y así el amor humano es esencialmente donación de toda la persona.
Está envuelto y enriquecido con el maravilloso concepto del amor cristiano, que nunca será cristiano si no es primero plenamente humano.
Tanto si eres creyente como si no, te enriquecerá en el crisol de la verdad para purificar tu amor de toda escoria de egoísmo, engaño a ti mismo y plácido estancamiento en la comodidad. Aprovecha todo lo que te sirva para crecer en tu amor, y tira por la borda todo aquello que te estorbe, en la plenitud de tu libertad, pues estas páginas exponen y no están escritas “para convencer” sino para hacerte dialogar contigo mismo.
Si Cristo no tiene sentido para ti, podrás tener una idea clara de lo que es el amor para los cristianos.
Puede ser que se te ocurra que estas líneas pudieran servirle bien a alguien para su bien. No lo dudes, envíale esta dirección que como a ti te servirá para entrar en el libro.
Pues ¿De qué te sirve, como dice Pablo, el conocimiento de lenguas, humanas y divinas, misterios, ciencias, visión perfecta del futuro y sus arcanos, plenitud de fe hasta trasladar montañas y aceptación del martirio, o desprenderse de todo bien y riqueza, si no sabes ni vives lo que es el amor?
Su lectura podrás ayudarte a descubrir y saber un poco más sobre lo que es de verdad el amor, porque “a la caída de la tarde de la vida SOLO se te va a juzgar del amor” y de cómo has vivido el amor, tan como lo entiende Dios. Dios no amó primero. .
Entra pues con libertad y sentido crítico, pero con ansias de encontrar o redondear tu concepto e ideas sobre lo que es el amor.
Sí, el amor es….
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Este libro ha sido escrito desde un punto de vista antropológico del hombre y de su naturaleza. “Las cosas son como son” y así el amor humano es esencialmente donación de toda la persona.
Está envuelto y enriquecido con el maravilloso concepto del amor cristiano, que nunca será cristiano si no es primero plenamente humano.
Tanto si eres creyente como si no, te enriquecerá en el crisol de la verdad para purificar tu amor de toda escoria de egoísmo, engaño a ti mismo y plácido estancamiento en la comodidad. Aprovecha todo lo que te sirva para crecer en tu amor, y tira por la borda todo aquello que te estorbe, en la plenitud de tu libertad, pues estas páginas exponen y no están escritas “para convencer” sino para hacerte dialogar contigo mismo.
Si Cristo no tiene sentido para ti, podrás tener una idea clara de lo que es el amor para los cristianos.
Puede ser que se te ocurra que estas líneas pudieran servirle bien a alguien para su bien. No lo dudes, envíale esta dirección que como a ti te servirá para entrar en el libro.
Pues ¿De qué te sirve, como dice Pablo, el conocimiento de lenguas, humanas y divinas, misterios, ciencias, visión perfecta del futuro y sus arcanos, plenitud de fe hasta trasladar montañas y aceptación del martirio, o desprenderse de todo bien y riqueza, si no sabes ni vives lo que es el amor?
Su lectura podrás ayudarte a descubrir y saber un poco más sobre lo que es de verdad el amor, porque “a la caída de la tarde de la vida SOLO se te va a juzgar del amor” y de cómo has vivido el amor, tan como lo entiende Dios. Dios no amó primero. .
Entra pues con libertad y sentido crítico, pero con ansias de encontrar o redondear tu concepto e ideas sobre lo que es el amor.
Sí, el amor es….
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01.- "ELEMENTOS ESENCIALES DE "EL AMOR"
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01.- ELEMENTOS ESENCIALES DE “EL AMOR”
*******************************************
DONACION PERSONAL TOTAL
Y SIN CONDICIONES NI CONTRAPRESTACIONES.
BUSCO SIEMPRE TU BIEN, NO TUS CAPRICHOS.
TE ESPERO CON MIS BRZOS ABIERTOS PARA DARTE Y RECIBIRTE.
VEN A MI, AMADO/A MIO/A Y SED MI AMADO/A Y MI AMANTE.
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01.- ELEMENTOS ESENCIALES DE “EL AMOR”
*******************************************
DONACION PERSONAL TOTAL
Y SIN CONDICIONES NI CONTRAPRESTACIONES.
BUSCO SIEMPRE TU BIEN, NO TUS CAPRICHOS.
TE ESPERO CON MIS BRZOS ABIERTOS PARA DARTE Y RECIBIRTE.
VEN A MI, AMADO/A MIO/A Y SED MI AMADO/A Y MI AMANTE.
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02.- El amor es: Dar. Darse. Entergarse"
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I.- EL AMOR ES, DAR, DARSE, ENTREGARSE.
Mi Diario. Reunión del diez de enero de 2004. Sábado.
Se renuevan las reuniones después de Navidad.
EL AMOR ES.
Reunión de Grupo:
La reunión de hoy estaba basada en un pequeño apunte que nos dieron Elena y Carlos tras el último encuentro antes de Año Nuevo.
Tomás aportó que el amor era más bien dar que recibir, tras rechazar juntos todos los términos que ya vimos el año pasado sobre lo que desde luego no es el amor.
Dar, dar y dar, sin que nunca te den nada, sin poder pedir nada, suena casi a primada, añadió Giorgio. Yo no aguantaría toda una vida de pareja así. Peo si das en la misma medida que das, efectivamente se convierte en un mercadeo, en un comercio sin generosidad alguna.
Mónica dijo que dar sin implicarse en la donación, es decir si que fuera entrega personal, sin darse, podía ser lo mismo altruismo, o incluso ofensivo para la persona que recibe si se da como algo que nos sobra o con la superioridad del que tiene mucho y no valora a la persona que recibe como persona digna precisamente de ese amor.
En el amor tiene que haber entrega. Es entregarse y entregarse es identificarse con el ser amado.
¡Cómo da en el clavo siempre Mónica!
“Un don, una entrega, un ofrecimiento del propio yo a la persona amada”, y la frase la he sacado del libro “El amor, único fundamento del matrimonio humano y cristiano” es decir de la pareja humana, del matrimonio natural y del sobrenatural o Sacramento cristiano. Nos dijo José Carlos que ya ha leído el libro en estas vacaciones de Navidad.
La esencia del amor reside en la voluntad, en el acto voluntario y libre de "darse". Defendieron Isabela y Juan Carlos.
Estas fueron, mi querido Diario, las principales aportaciones en la reunión de grupo. ¡Qué desentrenada estoy! Veré si el próximo día soy algo más expresiva.
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I.- EL AMOR ES, DAR, DARSE, ENTREGARSE.
Mi Diario. Reunión del diez de enero de 2004. Sábado.
Se renuevan las reuniones después de Navidad.
EL AMOR ES.
Reunión de Grupo:
La reunión de hoy estaba basada en un pequeño apunte que nos dieron Elena y Carlos tras el último encuentro antes de Año Nuevo.
Tomás aportó que el amor era más bien dar que recibir, tras rechazar juntos todos los términos que ya vimos el año pasado sobre lo que desde luego no es el amor.
Dar, dar y dar, sin que nunca te den nada, sin poder pedir nada, suena casi a primada, añadió Giorgio. Yo no aguantaría toda una vida de pareja así. Peo si das en la misma medida que das, efectivamente se convierte en un mercadeo, en un comercio sin generosidad alguna.
Mónica dijo que dar sin implicarse en la donación, es decir si que fuera entrega personal, sin darse, podía ser lo mismo altruismo, o incluso ofensivo para la persona que recibe si se da como algo que nos sobra o con la superioridad del que tiene mucho y no valora a la persona que recibe como persona digna precisamente de ese amor.
En el amor tiene que haber entrega. Es entregarse y entregarse es identificarse con el ser amado.
¡Cómo da en el clavo siempre Mónica!
“Un don, una entrega, un ofrecimiento del propio yo a la persona amada”, y la frase la he sacado del libro “El amor, único fundamento del matrimonio humano y cristiano” es decir de la pareja humana, del matrimonio natural y del sobrenatural o Sacramento cristiano. Nos dijo José Carlos que ya ha leído el libro en estas vacaciones de Navidad.
La esencia del amor reside en la voluntad, en el acto voluntario y libre de "darse". Defendieron Isabela y Juan Carlos.
Estas fueron, mi querido Diario, las principales aportaciones en la reunión de grupo. ¡Qué desentrenada estoy! Veré si el próximo día soy algo más expresiva.
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04.- “Oración de Mónica y Francisco Javier. Las bodas de Caná”
>“La Ceremonia”.
Mi Diario a diecisiete de enero de 2004. Sábado.
BODA DE MONICA Y FRANCISCO JAVIER.
Ha elegido el invierno pues hay menos labor en el campo.
Hoy, mi querido Diario, te he bautizado: Te llamaré “El Madroñal”. Diario de Ana. Así cada vez que te abra recordaré “nuestro” Cursillo. ¡Cómo nos ha cambiado la vida desde que lo hicimos! ¡Cómo han cambiado nuestros “valores”, nuestra escala de valores!
Pero te dejo para contarte la Boda de Mónica y Francisco Javier. Lloré como una tonta. Me emocioné. Creo que José Carlos tiene la mano y los dedos escachados de tanto como se los apreté.
Mónica estaba guapísima. Y cuando al fin se quitó el velo, preciosa, preciosa. ¡Qué peinado más bonito y cómo le favorecía a la cara! ¡Y qué ramo de novia! ¡Qué maravilla! Fue el regalo de Elena. No dejó de sonreír en ningún momento ni de mirar a Francisco Javier con ojos enamorados. Y Francisco Javier estaba guapísimo. Es que tiene un tipazo. No te enfades José Carlos, ni tu te chives, querido Diario, pero estaba impresionante.
Pero si la ceremonia fue maravillosa, ojalá la pudiera contar entera, la oración que hicieron nos puso a todos los bellos de punta y la carne de gallina. La leyeron entre los dos, como ofertorio, y estaba en el librito que nos dieron para la ceremonia. La transcribo:
Mónica: Querido Jesús. Ya estamos aquí para el encuentro contigo que es todo Sacramento. Queríamos que Tú estuvieses en nuestra Boda como el invitado principal, para bendecirla. Pero Tú lo eres y has sido todo: el centro, el principio, el fin, el alfa y omega.
Cuando íbamos a decir “sí” nos hemos dado cuenta que nos faltaba el vino. Que sólo hemos traído nuestras pequeñas vasijas de agua vacías.
Francisco Javier: Hemos mirado a tu Madre, María, que te pedimos viniera contigo, y la hemos mirado con ojos de súplica, a esos sus ojos misericordiosos. Nos entendió al instante.
Te ha mirado y te ha dicho. Sus vasijas están vacías. No tienen vino. El vino divino de tu amor divino.
Mónica: Nos has mirado y nos has dicho. Llenad vuestras pequeñas vasijas de agua. Del agua natural de vuestras vidas. Limpia, cristalina, pura. De vuestro amor humano, de pareja humana, criaturas de Dios.
Francisco Javier: Con agrado, Señor, las hemos ido llenando durante nuestro noviazgo, con nuestro amor humano. Ahora te pedimos, Jesús, que Tu al “casarnos” transforme nuestro amor en tu amor, nuestro cariño en tu cariño, nuestra vida en tu vida. Nuestra agua humana en tu vino sobrenatural y divino. Sin dejar ser nuestro amor, nuestro cariño y nuestras vidas. Gracias, Señor, por tu vino. Por nuestro vino ya.
Mónica: queridos padres, hermanos, familia y amigos todos. Francisco Javier y yo, Mónica, queremos haceros partícipes de nuestro gozo, al casarnos en el Sacramento del Señor, y que seáis todos testigos de nuestro compromiso, sincero y firme, de formar un hogar cristiano donde nosotros y nuestros hijos puedan respirar con normalidad el amor a Dios nuestro Padre, a Jesús su Hijo y nuestro Pastor, y a su Iglesia nuestra Madre.
A vivir nuestras vidas como personas y como pareja según los criterios del Evangelio, con el estilo de vida con que Jesús vivió y con los valores de las bienaventuranzas.
Queremos vivir limpios de corazón, pobres de espíritu, sencillos como la paloma, mansos como el Cordero de Dios, misericordiosos con corazón del Señor, con amor a los hermanos en especial a los más pobres y necesitados por el hambre, la tristeza o el dolor. Defenderemos en nosotros y ante nuestros amigos la vida desde su concepción.
Queremos ser testigos vivos del Amor de Dios a los hombres, sus hijos, y del amor de Cristo Jesús a su Iglesia, a nuestra Iglesia, Pueblo de Dios que camina de vuelta hacia la Casa del Padre.
Francisco Javier: Uníos con nosotros en oración para que el Señor nos ayude a vivir así en su Amor.
En este momento los lagrimones nos corrían por el rostro a casi todos, incluidos muchos hombres duros y amigos más o menos descreídos.
Yo los dejé caer sin ni siquiera intentar secármelos. El rimel qué importaba. Lo que importaba era el corazón. Y el corazón lo tenía con una amistad inmensa en el corazón de Mónica y Francisco Javier.
Me muero de sueño. Otro día te contaré lo que falta. Yo también quiero una boda así.
Buenas noches, José Carlos. Mi beso de cada noche. Esta noche soñaré en nuestra boda
Y en como Jesús, nuestro Dios, cambiará nuestra agua en su vino.
Vino que después se hará su Sangre. Esta es mi Sangre que serás derramada por nosotros, por nosotros, José Carlos, por mí y por ti, para que podamos vivir en plenitud nuestro amor.
A la salida todos le dijimos a Carlos que si el les había escrito la Oración que leyeron. Nos dijo que desde luego, no. Que el solo la leyó ya escrita por Mónica y Francisco Javier y se limitó a decir Amén. De la abundancia del corazón, dice Jesús en su Evangelio, habla la boca.
Y Mónica y Francisco Javier tienen lleno hasta rebosar sus corazones.
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Mi Diario a diecisiete de enero de 2004. Sábado.
BODA DE MONICA Y FRANCISCO JAVIER.
Ha elegido el invierno pues hay menos labor en el campo.
Hoy, mi querido Diario, te he bautizado: Te llamaré “El Madroñal”. Diario de Ana. Así cada vez que te abra recordaré “nuestro” Cursillo. ¡Cómo nos ha cambiado la vida desde que lo hicimos! ¡Cómo han cambiado nuestros “valores”, nuestra escala de valores!
Pero te dejo para contarte la Boda de Mónica y Francisco Javier. Lloré como una tonta. Me emocioné. Creo que José Carlos tiene la mano y los dedos escachados de tanto como se los apreté.
Mónica estaba guapísima. Y cuando al fin se quitó el velo, preciosa, preciosa. ¡Qué peinado más bonito y cómo le favorecía a la cara! ¡Y qué ramo de novia! ¡Qué maravilla! Fue el regalo de Elena. No dejó de sonreír en ningún momento ni de mirar a Francisco Javier con ojos enamorados. Y Francisco Javier estaba guapísimo. Es que tiene un tipazo. No te enfades José Carlos, ni tu te chives, querido Diario, pero estaba impresionante.
Pero si la ceremonia fue maravillosa, ojalá la pudiera contar entera, la oración que hicieron nos puso a todos los bellos de punta y la carne de gallina. La leyeron entre los dos, como ofertorio, y estaba en el librito que nos dieron para la ceremonia. La transcribo:
Mónica: Querido Jesús. Ya estamos aquí para el encuentro contigo que es todo Sacramento. Queríamos que Tú estuvieses en nuestra Boda como el invitado principal, para bendecirla. Pero Tú lo eres y has sido todo: el centro, el principio, el fin, el alfa y omega.
Cuando íbamos a decir “sí” nos hemos dado cuenta que nos faltaba el vino. Que sólo hemos traído nuestras pequeñas vasijas de agua vacías.
Francisco Javier: Hemos mirado a tu Madre, María, que te pedimos viniera contigo, y la hemos mirado con ojos de súplica, a esos sus ojos misericordiosos. Nos entendió al instante.
Te ha mirado y te ha dicho. Sus vasijas están vacías. No tienen vino. El vino divino de tu amor divino.
Mónica: Nos has mirado y nos has dicho. Llenad vuestras pequeñas vasijas de agua. Del agua natural de vuestras vidas. Limpia, cristalina, pura. De vuestro amor humano, de pareja humana, criaturas de Dios.
Francisco Javier: Con agrado, Señor, las hemos ido llenando durante nuestro noviazgo, con nuestro amor humano. Ahora te pedimos, Jesús, que Tu al “casarnos” transforme nuestro amor en tu amor, nuestro cariño en tu cariño, nuestra vida en tu vida. Nuestra agua humana en tu vino sobrenatural y divino. Sin dejar ser nuestro amor, nuestro cariño y nuestras vidas. Gracias, Señor, por tu vino. Por nuestro vino ya.
Mónica: queridos padres, hermanos, familia y amigos todos. Francisco Javier y yo, Mónica, queremos haceros partícipes de nuestro gozo, al casarnos en el Sacramento del Señor, y que seáis todos testigos de nuestro compromiso, sincero y firme, de formar un hogar cristiano donde nosotros y nuestros hijos puedan respirar con normalidad el amor a Dios nuestro Padre, a Jesús su Hijo y nuestro Pastor, y a su Iglesia nuestra Madre.
A vivir nuestras vidas como personas y como pareja según los criterios del Evangelio, con el estilo de vida con que Jesús vivió y con los valores de las bienaventuranzas.
Queremos vivir limpios de corazón, pobres de espíritu, sencillos como la paloma, mansos como el Cordero de Dios, misericordiosos con corazón del Señor, con amor a los hermanos en especial a los más pobres y necesitados por el hambre, la tristeza o el dolor. Defenderemos en nosotros y ante nuestros amigos la vida desde su concepción.
Queremos ser testigos vivos del Amor de Dios a los hombres, sus hijos, y del amor de Cristo Jesús a su Iglesia, a nuestra Iglesia, Pueblo de Dios que camina de vuelta hacia la Casa del Padre.
Francisco Javier: Uníos con nosotros en oración para que el Señor nos ayude a vivir así en su Amor.
En este momento los lagrimones nos corrían por el rostro a casi todos, incluidos muchos hombres duros y amigos más o menos descreídos.
Yo los dejé caer sin ni siquiera intentar secármelos. El rimel qué importaba. Lo que importaba era el corazón. Y el corazón lo tenía con una amistad inmensa en el corazón de Mónica y Francisco Javier.
Me muero de sueño. Otro día te contaré lo que falta. Yo también quiero una boda así.
Buenas noches, José Carlos. Mi beso de cada noche. Esta noche soñaré en nuestra boda
Y en como Jesús, nuestro Dios, cambiará nuestra agua en su vino.
Vino que después se hará su Sangre. Esta es mi Sangre que serás derramada por nosotros, por nosotros, José Carlos, por mí y por ti, para que podamos vivir en plenitud nuestro amor.
A la salida todos le dijimos a Carlos que si el les había escrito la Oración que leyeron. Nos dijo que desde luego, no. Que el solo la leyó ya escrita por Mónica y Francisco Javier y se limitó a decir Amén. De la abundancia del corazón, dice Jesús en su Evangelio, habla la boca.
Y Mónica y Francisco Javier tienen lleno hasta rebosar sus corazones.
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05.- "El Convite"
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Mi Diario a dieciocho de enero de 2004. Domingo.
BODA DE MONICA Y FRANCISCO JAVIER.
Ayer no te pude decir lo fantástico que fue “El Convite”, como Mónica lo llama, después de su boda con Francisco Javier.
Como sencillo, sencillo. Como acogedor, simpático y amistoso, a cien. Como entrañable, entrañable. Como familiar a mil.
Lo celebramos en un “almacén” para granos y verduras que tienen en el campo que entre los dos cultivan.
Tomás y María, Giorgio y Chiara, Marta y Guillo, Ernesto y Julia, los hermanos, primos y otros amigos, todos, se volcaron para ayudar.
Todo estaba muy limpio, muy sencillo y adornado con verdes y frutos del campo. Habían hecho guirnaldas de “enredaderas de yedra” para colgar del techo y cubos de labranza llenos de verdes, y flores por todas partes, yugos, palas de aventar, bieldos de madera, un trillo antiguo de piedras redondas incrustadas, de los usados en Fuerteventura, arreos de mulas y bueyes, todo con flores y verdes del campo.
Varias mesas con la comida ya puesta en fuentes y adornadas con hojas de higueras, una barra de bebidas servida por Tomás y Julia, que se vistieron ad hoc, hasta con pajarita, algunos lugares para sentarse en tertulia, sobre todo los familiares mayores, y en el extremo más cerca de la puerta o portalón, la pista de baile y el discjockey: Enrique.
Charlamos, bebimos, comimos, bailamos, hasta las cuatro de la mañana. En ningún momento decayó la fiesta y el buen humor y las risas y cuando los mayores se fueron retirando prudentemente por la hora, bueno ya altas horas, a los jóvenes no nos movía de allí ni un huracán.
Como ellos no podían gastarse mucho en el convite, tras una reunión previa de amigos coordinados por ellos con sus familiares, padres, hermanos y primos, nos repartimos el “menú”.José Carlos y yo llevamos unas croquetas de bechamel y jamón, otras de pescado, riquísimas. Claro que me enseñó mi madre a hacerlas y casi las hizo ella.
Sobró de todo y estaba todo a cual mejor. A mí me duelen los pies de tanto bailar. En algunos momentos la música fue casi de verbena, en otros, muy moderna y del día, pero nada chabacana, y al final muy romántica y sentimental, para bailar muy agarrados y juntos. Qué placer sentirme en los brazos de José Carlos, muy apretado a él, con mi cabeza en su hombro y su mano rodeándome la cintura con fuerza. Hubo rato en que en la pista éramos quince chicas bailando a lo loco y embriagadas por el ritmo.
Qué verdad es que para pasarlo bien y para divertirse a tope no hace falta montar todo un espectáculo, como mis padres y los de José Carlos quieren y van a montar. Hemos complicado las cosas tanto con tanto anuncio televisivo y tanta competencia social, que a veces no tenemos tiempo para preparar bien el Sacramento.
José Carlos y yo nos lo prometimos al terminar el Cursillo, como está en la primera página de mi querido diario, y aún con muchísimo trabajo lo venimos consiguiendo.
Buenas noche, diario querido. Antes de cerrar los ojos quiero hablarle a Dios de lo maravillosos que son Mónica y Francisco Javier, darle gracias por su boda y por su amor, el de ellos dos entre ellos dos, y el de Dios a sus dos hijos. Muchas, muchas, muchísimas gracias, Señor. Haré una oración de agradecimiento. Él sabrá convertirla en oración de peticiones concedidas si ellos lo necesitasen.
¡Dios mío, qué buenos amigos son! ¡Los queremos como hermanos! Y pensar que antes de Cursillo no sabíamos que existían. Un beso José Carlos. Buenas noches, Jesús, mi Dios.
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Mi Diario a dieciocho de enero de 2004. Domingo.
BODA DE MONICA Y FRANCISCO JAVIER.
Ayer no te pude decir lo fantástico que fue “El Convite”, como Mónica lo llama, después de su boda con Francisco Javier.
Como sencillo, sencillo. Como acogedor, simpático y amistoso, a cien. Como entrañable, entrañable. Como familiar a mil.
Lo celebramos en un “almacén” para granos y verduras que tienen en el campo que entre los dos cultivan.
Tomás y María, Giorgio y Chiara, Marta y Guillo, Ernesto y Julia, los hermanos, primos y otros amigos, todos, se volcaron para ayudar.
Todo estaba muy limpio, muy sencillo y adornado con verdes y frutos del campo. Habían hecho guirnaldas de “enredaderas de yedra” para colgar del techo y cubos de labranza llenos de verdes, y flores por todas partes, yugos, palas de aventar, bieldos de madera, un trillo antiguo de piedras redondas incrustadas, de los usados en Fuerteventura, arreos de mulas y bueyes, todo con flores y verdes del campo.
Varias mesas con la comida ya puesta en fuentes y adornadas con hojas de higueras, una barra de bebidas servida por Tomás y Julia, que se vistieron ad hoc, hasta con pajarita, algunos lugares para sentarse en tertulia, sobre todo los familiares mayores, y en el extremo más cerca de la puerta o portalón, la pista de baile y el discjockey: Enrique.
Charlamos, bebimos, comimos, bailamos, hasta las cuatro de la mañana. En ningún momento decayó la fiesta y el buen humor y las risas y cuando los mayores se fueron retirando prudentemente por la hora, bueno ya altas horas, a los jóvenes no nos movía de allí ni un huracán.
Como ellos no podían gastarse mucho en el convite, tras una reunión previa de amigos coordinados por ellos con sus familiares, padres, hermanos y primos, nos repartimos el “menú”.José Carlos y yo llevamos unas croquetas de bechamel y jamón, otras de pescado, riquísimas. Claro que me enseñó mi madre a hacerlas y casi las hizo ella.
Sobró de todo y estaba todo a cual mejor. A mí me duelen los pies de tanto bailar. En algunos momentos la música fue casi de verbena, en otros, muy moderna y del día, pero nada chabacana, y al final muy romántica y sentimental, para bailar muy agarrados y juntos. Qué placer sentirme en los brazos de José Carlos, muy apretado a él, con mi cabeza en su hombro y su mano rodeándome la cintura con fuerza. Hubo rato en que en la pista éramos quince chicas bailando a lo loco y embriagadas por el ritmo.
Qué verdad es que para pasarlo bien y para divertirse a tope no hace falta montar todo un espectáculo, como mis padres y los de José Carlos quieren y van a montar. Hemos complicado las cosas tanto con tanto anuncio televisivo y tanta competencia social, que a veces no tenemos tiempo para preparar bien el Sacramento.
José Carlos y yo nos lo prometimos al terminar el Cursillo, como está en la primera página de mi querido diario, y aún con muchísimo trabajo lo venimos consiguiendo.
Buenas noche, diario querido. Antes de cerrar los ojos quiero hablarle a Dios de lo maravillosos que son Mónica y Francisco Javier, darle gracias por su boda y por su amor, el de ellos dos entre ellos dos, y el de Dios a sus dos hijos. Muchas, muchas, muchísimas gracias, Señor. Haré una oración de agradecimiento. Él sabrá convertirla en oración de peticiones concedidas si ellos lo necesitasen.
¡Dios mío, qué buenos amigos son! ¡Los queremos como hermanos! Y pensar que antes de Cursillo no sabíamos que existían. Un beso José Carlos. Buenas noches, Jesús, mi Dios.
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06.- "Y yo para mi amado"
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II.- BUSCANDO SIEMPRE EL BIEN DEL OTRO.
Mi Diario. Reunión del veinticuatro de enero 2004. Sábado.
Reunión de Grupo:
En la última reunión Carlos nos dijo ya el tema de hoy. Y nos pidió que además de preparar el tema con el esquema, las preguntas y la oración buscáramos en nuestras pareja o en nuestras vidas alguna vivencia en que el uno se había entregado al otro buscando sólo su bien, nada más que su bien y exclusivamente su bien, renunciando de antemano y concientemente al bien propio aunque como al final vimos éste se produce y generalmente centuplicado. El ciento por uno, y después la vida y felicidad que perdura siempre en el corazón, eterna. Nos rogó que fueran vivencias sencillas, sacadas de la vida real y cotidiana; nada de actos de heroísmo desmesurados e instantáneos, de “un momento heroico”.
Hoy en la reunión fueron saliendo las vivencias personales fluidas, sencillas pero hermosas y generosas cien por cien.
Carlos nos contó que cuando él tenía trece años un día fue a Misa a San José, su Parroquia, a las nueve y media. Era verano, hacía ya calor, la Iglesia estaba totalmente llena y después de comulgar volvió a su banco y quedó recogido en la acción de gracias.
Un instinto superior a sus fuerzas le hizo abrir los ojos y mirar para su lado. En el frío suelo de mármol, arrodillada y recogida una mujer mayor daba gracias. Su madre.
Y hasta se resistió a arrodillarse en su puesto en el banco mientras él permanecía de pie a su lado.
Una madre con sencillez y espontaneidad, sin darle importancia a su gesto, no pide al hijo su lugar más descansado sino que busca el bien del hijo olvidándose del propio. Que mi hijo esté bien y pueda dar gracias bien.
Acto sencillo, casi sin valor para otros ojos. Para mi fue una gran lección de amor, de su amor de madre hacia mí.
Luego fue el pinta y gracioso de Tomás el que tomó la palabra. Alberto, mi mejor amigo del Colegio de los Jesuitas en Palma de Mallorca, y de mi vida, y yo, habíamos hecho unas chuletas para el examen de Geografía. Él, la primera parte de los temas; yo, la segunda. Salió un tema de la primera. Generosamente transportada en la banda negra de alrededor de la cintura del Padre, esa banda negra con que ciñen la sotana, donde la enganchó suavemente por la espalda, viajó la chuleta hasta mi puesto para que yo copiara el primero y si había tiempo, se la devolviera por el mismo conducto. No pensó en su aprobado sino en mi sobresaliente, terminó sentencioso.
Nos reímos. Pidió perdón ante la mirada acusadora de María. Esto es serio, Tomás.
Y entonces aún fue peor. Pues bien, aunque es íntimo, muy íntimo y personal, os contaré algo precioso y maravilloso de mi relación con María. María se fue poniendo colorada. Granate. Verde. Tomás ten cuidado con lo que cuentas, casi le chilló en un grito suplicante. María lo contaré con verdad pero con delicadeza. Cierra los ojos, tápate los oídos y espera a que termine. Tomás por favor, no. NO. NO.
En las relaciones íntimas y amorosas con María jugamos a ser amantes y amados. Cada uno va tomando la postura, bueno mejor, la personalidad, del amante para dejar al otro ser amado o del amado para dejar al otro ser amante. A veces en el fuego de nuestro amor las dos figuras se superponen, se funden, se unifican, se hacen una, como María y yo. María seguía con las manos en la cara. Encarnada hasta las puntas de sus pelos rubios y le temblaban las manos al entregarnos en confianza lo más íntimo de su pareja.
Pero Tomás siguió con una delicadeza, con una elegancia, que expresándolo todo, no hería más que el pudor y la vergüenza natural al entregar su intimidad en desnudez completa.
María a veces en esa forma maravillosa que tiene de amarme me pide que sea solo amado. Que ella será mi amante. Y yo guardo en mi corazón y el mi alma el amor pleno de mi mujer que quiere que quede en mi piel y en mis entrañas todas las delicias del placer de su entrega generosa, no solo sin exigirme nada a cambio sino incluso pidiéndome, que en ese momento no se lo devuelva para que sea todo una secuencia de su amor por mi.
Cayó Tomás y bajó sus manos María. Aún su cara era toda un tomate maduro y lujuriosamente rojo. Pero sus ojos eran todo amor por Tomás, todo delicia y desbordamiento de gozo al palpar cuanto él la amada y cómo sentía como la mayor grandeza de su alma y la mayor riqueza de su vida, el amor que ella le tenía.
Magdalena, como no la encantadora y sencilla Magdalena, en este momento con su oportunidad y delicadeza, volvió a bajar la pequeña tensión creada, dando al hecho, al hermosísimo hecho, la naturalidad de lo natural, entre parejas amantes.
Pedro es también así conmigo muchas veces y para mí es un inmenso placer saber que me quiere y que quiere mi placer y gozo matrimonial, de pareja, por encima de sí mismo. Quiere que yo sepa que me querrá siempre y que me lo dará todo porque yo sea feliz y llena de placer, gozo y amor, aunque yo nunca le correspondiera.
Y quisiera compartir con vosotros, que está entrega me llena por encima de toda otra entrega, corporal, carnal e íntima. Saber y saborear que él me ama así, es la culminación del gozo en mi persona.
Volvieron a salir otras vivencias y entregas generosas. Alguno como Giorgio dijo que él ya no tenía nada que decir porque todo lo que dijera sería baladí e insignificante.
Elena insistió que no existen actos insignificantes cuando proceden del amor y menos aún del amor generoso que busca solo el bien del otro.
Que un simple beso, una caricia, una flor, un gesto, un fregar los platos cuando le toca a la pareja, un ir al cine a la película que el otro desea ver, un pasar la tarde en casa de la suegra, risas, cuando hay un partido de la Copa del Mundo donde España se juega la clasificación, ah eso no, exclamó Pedro, nuevas risas, y un millón de cosas que forman parte de la servicialidad hacia el otro y por tanto del amor, son tan importante, a veces tan heroicas, como dar la vida por el amado en un momento de generosidad suprema, porque realmente es dar la vida al otro en el amor de todos los días de mi vida.
Mañana te seguiré contando las vivencias hermosas y generosas de las otras parejas.
En cuanto a José Carlos y a mí también te contaré y te diré que muchas veces sueño cómo será nuestra intimidad más intima. Tendida en la cama, lánguida, sueño despierta en él, y mis fantasías eróticas, creo que así las llaman, se van haciendo realidad vehemente y apasionada y yo sé, lo siento en cada partícula de toda mi piel, que nuestra realidad erótica y amorosa superará toda la fantasía más desbordante y desbordada. Es más bien un sentimiento, mejor una sensación placentera, pero serena y cálida, que se esparce por todo mi cuerpo, inunda mi alma y llena mi ser, toda mi persona, y que no dejo desparramarse ni agitarse, la mantengo en los límites de mi integridad y de mi conciencia cristiana para guardarla con amor hasta el día que se desborde en José Carlos tras la boda.
Creo que soy una chica como casi todas las chicas, muy apasionada y llena de deseos y de ternura, cuerpo y alma, y que no tengo nada de qué arrepentirme ni de sentirme distinta o rara. Se que no debo dejar correr mi imaginación más allá de lo que está en la naturaleza humana como normal ni de lo que está en mi conciencia cristiana como límites a mi actual soltería.
No soy timorata pero tampoco soy tonta o apocada. Dios y su Madre, la Virgen castísima, me guarden incólume para que mi entrega a José Carlos sea completa y sin grietas del camino.
Conclusión: Si, mi amado es para mí, pero yo soy totalmente papa mi amado.
Todo amor que o busca el verdadero bien del otro, y sí su capricho o sus gustos desmedidos, ni es amor, ni crea unión y generosidad.
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II.- BUSCANDO SIEMPRE EL BIEN DEL OTRO.
Mi Diario. Reunión del veinticuatro de enero 2004. Sábado.
Reunión de Grupo:
En la última reunión Carlos nos dijo ya el tema de hoy. Y nos pidió que además de preparar el tema con el esquema, las preguntas y la oración buscáramos en nuestras pareja o en nuestras vidas alguna vivencia en que el uno se había entregado al otro buscando sólo su bien, nada más que su bien y exclusivamente su bien, renunciando de antemano y concientemente al bien propio aunque como al final vimos éste se produce y generalmente centuplicado. El ciento por uno, y después la vida y felicidad que perdura siempre en el corazón, eterna. Nos rogó que fueran vivencias sencillas, sacadas de la vida real y cotidiana; nada de actos de heroísmo desmesurados e instantáneos, de “un momento heroico”.
Hoy en la reunión fueron saliendo las vivencias personales fluidas, sencillas pero hermosas y generosas cien por cien.
Carlos nos contó que cuando él tenía trece años un día fue a Misa a San José, su Parroquia, a las nueve y media. Era verano, hacía ya calor, la Iglesia estaba totalmente llena y después de comulgar volvió a su banco y quedó recogido en la acción de gracias.
Un instinto superior a sus fuerzas le hizo abrir los ojos y mirar para su lado. En el frío suelo de mármol, arrodillada y recogida una mujer mayor daba gracias. Su madre.
Y hasta se resistió a arrodillarse en su puesto en el banco mientras él permanecía de pie a su lado.
Una madre con sencillez y espontaneidad, sin darle importancia a su gesto, no pide al hijo su lugar más descansado sino que busca el bien del hijo olvidándose del propio. Que mi hijo esté bien y pueda dar gracias bien.
Acto sencillo, casi sin valor para otros ojos. Para mi fue una gran lección de amor, de su amor de madre hacia mí.
Luego fue el pinta y gracioso de Tomás el que tomó la palabra. Alberto, mi mejor amigo del Colegio de los Jesuitas en Palma de Mallorca, y de mi vida, y yo, habíamos hecho unas chuletas para el examen de Geografía. Él, la primera parte de los temas; yo, la segunda. Salió un tema de la primera. Generosamente transportada en la banda negra de alrededor de la cintura del Padre, esa banda negra con que ciñen la sotana, donde la enganchó suavemente por la espalda, viajó la chuleta hasta mi puesto para que yo copiara el primero y si había tiempo, se la devolviera por el mismo conducto. No pensó en su aprobado sino en mi sobresaliente, terminó sentencioso.
Nos reímos. Pidió perdón ante la mirada acusadora de María. Esto es serio, Tomás.
Y entonces aún fue peor. Pues bien, aunque es íntimo, muy íntimo y personal, os contaré algo precioso y maravilloso de mi relación con María. María se fue poniendo colorada. Granate. Verde. Tomás ten cuidado con lo que cuentas, casi le chilló en un grito suplicante. María lo contaré con verdad pero con delicadeza. Cierra los ojos, tápate los oídos y espera a que termine. Tomás por favor, no. NO. NO.
En las relaciones íntimas y amorosas con María jugamos a ser amantes y amados. Cada uno va tomando la postura, bueno mejor, la personalidad, del amante para dejar al otro ser amado o del amado para dejar al otro ser amante. A veces en el fuego de nuestro amor las dos figuras se superponen, se funden, se unifican, se hacen una, como María y yo. María seguía con las manos en la cara. Encarnada hasta las puntas de sus pelos rubios y le temblaban las manos al entregarnos en confianza lo más íntimo de su pareja.
Pero Tomás siguió con una delicadeza, con una elegancia, que expresándolo todo, no hería más que el pudor y la vergüenza natural al entregar su intimidad en desnudez completa.
María a veces en esa forma maravillosa que tiene de amarme me pide que sea solo amado. Que ella será mi amante. Y yo guardo en mi corazón y el mi alma el amor pleno de mi mujer que quiere que quede en mi piel y en mis entrañas todas las delicias del placer de su entrega generosa, no solo sin exigirme nada a cambio sino incluso pidiéndome, que en ese momento no se lo devuelva para que sea todo una secuencia de su amor por mi.
Cayó Tomás y bajó sus manos María. Aún su cara era toda un tomate maduro y lujuriosamente rojo. Pero sus ojos eran todo amor por Tomás, todo delicia y desbordamiento de gozo al palpar cuanto él la amada y cómo sentía como la mayor grandeza de su alma y la mayor riqueza de su vida, el amor que ella le tenía.
Magdalena, como no la encantadora y sencilla Magdalena, en este momento con su oportunidad y delicadeza, volvió a bajar la pequeña tensión creada, dando al hecho, al hermosísimo hecho, la naturalidad de lo natural, entre parejas amantes.
Pedro es también así conmigo muchas veces y para mí es un inmenso placer saber que me quiere y que quiere mi placer y gozo matrimonial, de pareja, por encima de sí mismo. Quiere que yo sepa que me querrá siempre y que me lo dará todo porque yo sea feliz y llena de placer, gozo y amor, aunque yo nunca le correspondiera.
Y quisiera compartir con vosotros, que está entrega me llena por encima de toda otra entrega, corporal, carnal e íntima. Saber y saborear que él me ama así, es la culminación del gozo en mi persona.
Volvieron a salir otras vivencias y entregas generosas. Alguno como Giorgio dijo que él ya no tenía nada que decir porque todo lo que dijera sería baladí e insignificante.
Elena insistió que no existen actos insignificantes cuando proceden del amor y menos aún del amor generoso que busca solo el bien del otro.
Que un simple beso, una caricia, una flor, un gesto, un fregar los platos cuando le toca a la pareja, un ir al cine a la película que el otro desea ver, un pasar la tarde en casa de la suegra, risas, cuando hay un partido de la Copa del Mundo donde España se juega la clasificación, ah eso no, exclamó Pedro, nuevas risas, y un millón de cosas que forman parte de la servicialidad hacia el otro y por tanto del amor, son tan importante, a veces tan heroicas, como dar la vida por el amado en un momento de generosidad suprema, porque realmente es dar la vida al otro en el amor de todos los días de mi vida.
Mañana te seguiré contando las vivencias hermosas y generosas de las otras parejas.
En cuanto a José Carlos y a mí también te contaré y te diré que muchas veces sueño cómo será nuestra intimidad más intima. Tendida en la cama, lánguida, sueño despierta en él, y mis fantasías eróticas, creo que así las llaman, se van haciendo realidad vehemente y apasionada y yo sé, lo siento en cada partícula de toda mi piel, que nuestra realidad erótica y amorosa superará toda la fantasía más desbordante y desbordada. Es más bien un sentimiento, mejor una sensación placentera, pero serena y cálida, que se esparce por todo mi cuerpo, inunda mi alma y llena mi ser, toda mi persona, y que no dejo desparramarse ni agitarse, la mantengo en los límites de mi integridad y de mi conciencia cristiana para guardarla con amor hasta el día que se desborde en José Carlos tras la boda.
Creo que soy una chica como casi todas las chicas, muy apasionada y llena de deseos y de ternura, cuerpo y alma, y que no tengo nada de qué arrepentirme ni de sentirme distinta o rara. Se que no debo dejar correr mi imaginación más allá de lo que está en la naturaleza humana como normal ni de lo que está en mi conciencia cristiana como límites a mi actual soltería.
No soy timorata pero tampoco soy tonta o apocada. Dios y su Madre, la Virgen castísima, me guarden incólume para que mi entrega a José Carlos sea completa y sin grietas del camino.
Conclusión: Si, mi amado es para mí, pero yo soy totalmente papa mi amado.
Todo amor que o busca el verdadero bien del otro, y sí su capricho o sus gustos desmedidos, ni es amor, ni crea unión y generosidad.
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07.- "La enamorada Blanca y su atillo"
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III.- SIN EXIGIR NADA A CAMBIO.
Mi Diario. Reunión del treinta y uno de enero de 2004. Sábado.
Voy a copiar la carta del tema de la reunión de hoy antes de escribir una líneas de como fue la reunión de grupo y de su conclusión. La carta dice así:
De Carlos:
Mi muy querida y preferida Blanca:
Aún recuerdo cómo me lo contaba tu madre con lágrimas en los ojos. Fueron días muy duros para ella, pero en el fondo de mi corazón, y no sé si un poco por esa preferencia que siempre te he tenido entre tus hermanos, muy duros, muy duros, durísimos para ti, mi pobre y querida niña.
Ya había muerto tu padre y con esfuerzo y mucha generosidad tu madre os mantenía en Madrid, estudiando cada uno una carrera Universitaria. Todos en el Colegio de Huérfanos de la Armada al que podíais aspirar y tener derecho por haber sido tu padre marino, creo que Jurídico de la Armada.
Allá ibais en la famosa Estafeta, billete solo por el coste del seguro, el avión que traía la correspondencia oficial y otras cosas oficiales y que generalmente era el avión antes destinado a Franco y luego al Rey. El avión oficial del protocolo, cuando estaba libre de servicio y esas veces era un regalo. Otras, casi siempre, era un avión de carga infame, en que los asientos parecían atados al fuselaje con cuerdas por lo inseguros e incómodos. Pero así se podía ir y venir cada vacaciones y seguir estudiando en Madrid. Creo que estudiabas Químicas, ¿no? Bueno el hecho es que los años madrileños trajeron también novio madrileño, Rubén.
Y el novio madrileño, amor a tope y pasión desbordante y desbordada. No te conocía a fondo y no puedo decir si la entrega se fue haciendo apasionada y las relaciones se fueron uniendo con unas gruesas cadenas de cariño, amor, entrega y sexualidad. Suele pasar y por los acontecimientos posteriores puedo decir que pasó, sin mentir, más cuando tú misma me lo dejaste entrever en aquella charla en que me volcaste todas las angustias de tu corazón desorientado.
Rubén, que era un buenazo pero que había sido educado en una religiosidad neutra chocaba totalmente con los principios cristianos y católicos que tus padres habían vivido siempre en tu hogar y en los que habías sido educada. Teresianas, Salesianos, tus padres Cursillistas y costumbres “del momento” y “de la sociedad de la época”, con un tanto o mucho del “qué dirán” y otro tanto o mucho de puritanismo a ultranza, ni que decir tiene que en tu cabeza no podía entrar el “irse a vivir juntos”. Pero Rubén tiraba y tiraba de la cuerda para que tu voluntad cediera y te enfrentaras a tu madre. Tú creías que tus hermanos te comprenderían.
Se acababa la carrera y la decisión se estaba haciendo inaplazable. Planteárselo a tu madre fue todo un reto. Recia, fuerte, defendiendo con uñas y carne los principios vividos con tu padre, y manteniéndolos por fidelidad a él, al escucharte casi no podía creérselo. No era que no te comprendiera, es que le parecía estar viviendo una pesadilla. Una hija suya e hija de Juan Antonio, su marido, irse a vivir con su novio. ¿Pero cómo te atrevías siquiera a plantearlo? ¿Es que se había perdido la decencia, el respeto y los principios? La verdad es que Rubén exigió demasiado de ti, sobretodo poniéndote aquel descomunal ultimátum, desproporcionado, egoísta y hasta rastrero, de “o lo tomas o lo dejas”. Creo que fue un acto o una determinación no nacida desde luego del amor. Pero fue, él dice que sino no te hubieras decido nunca y que la incertidumbre y la distancia, ya no tenías que volver a Madrid a seguir estudiando, lo hubieran matado todo, y que te quería tanto que no quería perderte, y que pasar por la Vicaría era un acto de cobardía en un hombre sin fe, que no creía en el Sacramento ni en los Curas ni en la Iglesia, él tampoco se hubiera atrevido a proponerle una boda así a sus padres, y que lo mejor era consumar lo ya consumado con una vida en común y que la boda civil ya vendría, si todo iba bien, con los hijos.
Y así una mañana, tras una discusión violentísima con tu madre, “si te vas no vuelvas”, “es como si nunca hubieras sido mi hija”, “no quiero volverte a ver más”, aquella débil y dulce Blanca cogió su atillo, así lo recuerda tu madre que te vio salir sentada en el último escalón del hueco de arriba de la escalera, no había dormido en toda la noche, siempre pendiente al menor ruido, si no llevabas ni maleta, sólo un atillo en una sábana grande, en el que iban tus cuatro trajes, tus cosas personales, y cuatro trapos más, y de puntilla para no despertar a nadie, volviste la cabeza atrás para acariciar cada rincón con una mirada llorosa, tiraste con cuidado de la puerta para que no crujiera al cerrarse, y oficialmente te fuiste para no volver nunca jamás.
El amor, el amor, el apasionado amor, el entregado amor, esa fuerza imperiosa más fuerte que tú, crujiendo el corazón y el alma, era más fuerte que la sangre, que la fe y las creencias, que las costumbres, que tu familia carnal, y te hacían tomar una decisión que ni siquiera tú sabía a donde te llevaba.
Y todo sin exigirle a Rubén nada a cambio. Ni siquiera una promesa o una palabra de aliento, cariño y agradecimiento.
Tú y tu atillo, Blanca, sin exigencia alguna. En una entrega a fondo perdido y sólo llena de posible y anhelada esperanza de ser correspondida.
Y yo desde mi fe, te lo dije aquel día, ni tengo derecho ni te puedo hacer reproche alguno. Sólo respeto. Respeto a decisiones no compartidas. Ni a las tuyas ni a las de tu madre. Y sin duda ninguna aceptación a las de Rubén, pero ya casi sin respeto, porque me parecieron nacer, puede que me equivoque, de las entrañas del egoísmo o la precipitación al ni buscar otras soluciones, haciéndote sufrir cómo sufriste y forzando tu voluntad y tus principios como los forzó.
Han pasado los años. ¿Te acuerda cuando viniste a Las Palmas, años después cuando las aguas ya se habían calmado, tras la aceptación por ambos lados de la boda, primero civil, y luego tras el nacimiento de Blanca, vuestra primera hija, religiosa, aquella tarde charlando y charlando en que volcaste tu corazón pidiendo más que ayuda compresión y una palabra en que pudieras justificar ante ti misma la decisión “del atillo”?
El amor sí, mi Blanca querida, es una entrega sin exigencia alguna. No podemos pedir contraprestaciones ni siquiera correspondencia. Es generoso hasta sus mismas entrañas, pero para que sea perfecto debe ser equilibrado y proveniente también de la propia razón y de las propias convicciones. Un amor desbocado y sin límites racionales puede no ser amor sino contener ya en sí mismo un principio de egoísmo y amor a nosotros mismos por encima de a la verdad y al respeto a nuestra dignidad humana. Cuando se transgrede ésta, se está transgrediendo el amor y cuando engañosamente nos amaos a rostros mismos estamos prostituyendo sin querer nuestros amor, falseándolo y disminuyéndolo.
Todo amor exige que este fundamentado en la verdad, aunque proceda de la máxima generosidad.
Sino en vez de ser vida, se hace muerte. En vez de crecer, va matando nuestro amor.
Cuestionario:
Sólo nos planteamos dos preguntas.
1.- ¿Puede el amor estar basado en el engaño y la mentira, en el egoísmo de uno u otro o de los dos o inexorablemente el amor solo puede tener por fundamento y sostén la verdad y el bien?
2.- A pesar de todo eso ¿tenemos derecho a juzgar a nuestro prójimo subjetivamente, o criticar sus determinaciones y sus decisiones y opciones ante la vida y sus circunstancias o por el contrario nuestras opiniones y criterios solo pueden estar basados los hechos objetivos, independiente de juzgar a sus autores y actores a los que solo Dios tiene derecho a juzgar?
Fundamentar nuestra respuesta en la Palabra de Dios, Antiguo y Nuevo Testamento.
Reunión de Grupo:
Te he de confesar mi querido Diario que cuando para preparar la reunión de grupo José Carlos fue leyendo esta carta que como todos los sábados al terminar la reunión nos da, para preparar la siguiente, y que no vengamos en blanco sino con la “tarea hecha” y “hecha entre los dos”, nosotros la solemos preparar cuando nos vemos el viernes al salir del trabajo algo antes y antes de que él me lleve a casa, en un banco del Paseo o Avenida del Mar Adentro, en verano, y algunas veces en su casa de Las Palmas en su cuarto de trabajo, te digo, mi querido Diario, que cuando terminó yo tenía unos lagrimones como los del día de la Boda de Mónica, debo ser una sentimental incorregible, y creo que José Carlos tenía los ojos muy brillantes.
Tras su nueva lectura fueron llegando los comentarios de forma espontánea y salteada de pareja en pareja.
Fue un diálogo fluido y continuo, con aportaciones de todos y con una conclusión muy dura pero verdadera: Todo amor que no se fundamenta en la verdad y en el bien empieza a dejar de ser amor, para muchas veces inconscientemente llegar a ser verdadero y solapado egoísmo.
Pero también es verdad y muy verdad que no tenemos ni el mínimo derecho en juzgar a nadie por el rasero de nuestras convicciones o valores porque ciertamente erraremos.
Qué verdad son las palabras de Jesús “no juzguéis y no seréis juzgado, no condenéis y no seréis condenados” porque sólo Dios que es el que ve y sabe lo que hay en lo más íntimo de los corazones y en lo más intrincado de las intenciones, que a veces ni nosotros mismo comprendemos ni vemos plenamente, como dueño supremo de toda criatura, tiene derecho a juzgar. Pero que también como Padre Misericordioso y cariñosísimo de sus hijos los entiende mejor que ellos mismos porque sabe muy bien de qué barro los creó.
Pero no quiero dejar pasar por alto algo que dijo Mónica y que conociéndola como la conozco y sabiendo cuanto ama a Jesús y a Dios, me dejó admirada. “Yo creo que si yo hubiera sido Blanca quizás hubiera hecho lo mismo que ella. Así quiero a Francisco Javier. Pero también sé que no lo hubiera hecho porque amarle así era empezar a dejar de amarle”
Querer por encima de todo y sin exigir nada a cambio. Y renunciar al mayor amor porque amar fuera de la verdad es amar menos y con mucha más pobreza haciendo muchas veces mucho daño al ser amado, que se afianza en su egoísmo y empieza a amar en el círculo de la mentira, si no “buscamos pues íntegramente el bien del amado”.
Y es que para amar de verdad hay que amar en la Verdad de Dios.
Podría estar escribiendo toda la noche de los comentarios y cosas que fuimos diciendo. Pero algo muy fuerte, muy fuerte, que suena hasta primada, como remachó Giorgio, quedó muy claro.
CONCLUSION: el amor verdadero no puede exigir nada a cambio. Es una entrega a fondo perdido, generosa y total de la persona humana.
Lo demás son fruslerías y engaño de nosotros mismos.
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III.- SIN EXIGIR NADA A CAMBIO.
Mi Diario. Reunión del treinta y uno de enero de 2004. Sábado.
Voy a copiar la carta del tema de la reunión de hoy antes de escribir una líneas de como fue la reunión de grupo y de su conclusión. La carta dice así:
De Carlos:
Mi muy querida y preferida Blanca:
Aún recuerdo cómo me lo contaba tu madre con lágrimas en los ojos. Fueron días muy duros para ella, pero en el fondo de mi corazón, y no sé si un poco por esa preferencia que siempre te he tenido entre tus hermanos, muy duros, muy duros, durísimos para ti, mi pobre y querida niña.
Ya había muerto tu padre y con esfuerzo y mucha generosidad tu madre os mantenía en Madrid, estudiando cada uno una carrera Universitaria. Todos en el Colegio de Huérfanos de la Armada al que podíais aspirar y tener derecho por haber sido tu padre marino, creo que Jurídico de la Armada.
Allá ibais en la famosa Estafeta, billete solo por el coste del seguro, el avión que traía la correspondencia oficial y otras cosas oficiales y que generalmente era el avión antes destinado a Franco y luego al Rey. El avión oficial del protocolo, cuando estaba libre de servicio y esas veces era un regalo. Otras, casi siempre, era un avión de carga infame, en que los asientos parecían atados al fuselaje con cuerdas por lo inseguros e incómodos. Pero así se podía ir y venir cada vacaciones y seguir estudiando en Madrid. Creo que estudiabas Químicas, ¿no? Bueno el hecho es que los años madrileños trajeron también novio madrileño, Rubén.
Y el novio madrileño, amor a tope y pasión desbordante y desbordada. No te conocía a fondo y no puedo decir si la entrega se fue haciendo apasionada y las relaciones se fueron uniendo con unas gruesas cadenas de cariño, amor, entrega y sexualidad. Suele pasar y por los acontecimientos posteriores puedo decir que pasó, sin mentir, más cuando tú misma me lo dejaste entrever en aquella charla en que me volcaste todas las angustias de tu corazón desorientado.
Rubén, que era un buenazo pero que había sido educado en una religiosidad neutra chocaba totalmente con los principios cristianos y católicos que tus padres habían vivido siempre en tu hogar y en los que habías sido educada. Teresianas, Salesianos, tus padres Cursillistas y costumbres “del momento” y “de la sociedad de la época”, con un tanto o mucho del “qué dirán” y otro tanto o mucho de puritanismo a ultranza, ni que decir tiene que en tu cabeza no podía entrar el “irse a vivir juntos”. Pero Rubén tiraba y tiraba de la cuerda para que tu voluntad cediera y te enfrentaras a tu madre. Tú creías que tus hermanos te comprenderían.
Se acababa la carrera y la decisión se estaba haciendo inaplazable. Planteárselo a tu madre fue todo un reto. Recia, fuerte, defendiendo con uñas y carne los principios vividos con tu padre, y manteniéndolos por fidelidad a él, al escucharte casi no podía creérselo. No era que no te comprendiera, es que le parecía estar viviendo una pesadilla. Una hija suya e hija de Juan Antonio, su marido, irse a vivir con su novio. ¿Pero cómo te atrevías siquiera a plantearlo? ¿Es que se había perdido la decencia, el respeto y los principios? La verdad es que Rubén exigió demasiado de ti, sobretodo poniéndote aquel descomunal ultimátum, desproporcionado, egoísta y hasta rastrero, de “o lo tomas o lo dejas”. Creo que fue un acto o una determinación no nacida desde luego del amor. Pero fue, él dice que sino no te hubieras decido nunca y que la incertidumbre y la distancia, ya no tenías que volver a Madrid a seguir estudiando, lo hubieran matado todo, y que te quería tanto que no quería perderte, y que pasar por la Vicaría era un acto de cobardía en un hombre sin fe, que no creía en el Sacramento ni en los Curas ni en la Iglesia, él tampoco se hubiera atrevido a proponerle una boda así a sus padres, y que lo mejor era consumar lo ya consumado con una vida en común y que la boda civil ya vendría, si todo iba bien, con los hijos.
Y así una mañana, tras una discusión violentísima con tu madre, “si te vas no vuelvas”, “es como si nunca hubieras sido mi hija”, “no quiero volverte a ver más”, aquella débil y dulce Blanca cogió su atillo, así lo recuerda tu madre que te vio salir sentada en el último escalón del hueco de arriba de la escalera, no había dormido en toda la noche, siempre pendiente al menor ruido, si no llevabas ni maleta, sólo un atillo en una sábana grande, en el que iban tus cuatro trajes, tus cosas personales, y cuatro trapos más, y de puntilla para no despertar a nadie, volviste la cabeza atrás para acariciar cada rincón con una mirada llorosa, tiraste con cuidado de la puerta para que no crujiera al cerrarse, y oficialmente te fuiste para no volver nunca jamás.
El amor, el amor, el apasionado amor, el entregado amor, esa fuerza imperiosa más fuerte que tú, crujiendo el corazón y el alma, era más fuerte que la sangre, que la fe y las creencias, que las costumbres, que tu familia carnal, y te hacían tomar una decisión que ni siquiera tú sabía a donde te llevaba.
Y todo sin exigirle a Rubén nada a cambio. Ni siquiera una promesa o una palabra de aliento, cariño y agradecimiento.
Tú y tu atillo, Blanca, sin exigencia alguna. En una entrega a fondo perdido y sólo llena de posible y anhelada esperanza de ser correspondida.
Y yo desde mi fe, te lo dije aquel día, ni tengo derecho ni te puedo hacer reproche alguno. Sólo respeto. Respeto a decisiones no compartidas. Ni a las tuyas ni a las de tu madre. Y sin duda ninguna aceptación a las de Rubén, pero ya casi sin respeto, porque me parecieron nacer, puede que me equivoque, de las entrañas del egoísmo o la precipitación al ni buscar otras soluciones, haciéndote sufrir cómo sufriste y forzando tu voluntad y tus principios como los forzó.
Han pasado los años. ¿Te acuerda cuando viniste a Las Palmas, años después cuando las aguas ya se habían calmado, tras la aceptación por ambos lados de la boda, primero civil, y luego tras el nacimiento de Blanca, vuestra primera hija, religiosa, aquella tarde charlando y charlando en que volcaste tu corazón pidiendo más que ayuda compresión y una palabra en que pudieras justificar ante ti misma la decisión “del atillo”?
El amor sí, mi Blanca querida, es una entrega sin exigencia alguna. No podemos pedir contraprestaciones ni siquiera correspondencia. Es generoso hasta sus mismas entrañas, pero para que sea perfecto debe ser equilibrado y proveniente también de la propia razón y de las propias convicciones. Un amor desbocado y sin límites racionales puede no ser amor sino contener ya en sí mismo un principio de egoísmo y amor a nosotros mismos por encima de a la verdad y al respeto a nuestra dignidad humana. Cuando se transgrede ésta, se está transgrediendo el amor y cuando engañosamente nos amaos a rostros mismos estamos prostituyendo sin querer nuestros amor, falseándolo y disminuyéndolo.
Todo amor exige que este fundamentado en la verdad, aunque proceda de la máxima generosidad.
Sino en vez de ser vida, se hace muerte. En vez de crecer, va matando nuestro amor.
Cuestionario:
Sólo nos planteamos dos preguntas.
1.- ¿Puede el amor estar basado en el engaño y la mentira, en el egoísmo de uno u otro o de los dos o inexorablemente el amor solo puede tener por fundamento y sostén la verdad y el bien?
2.- A pesar de todo eso ¿tenemos derecho a juzgar a nuestro prójimo subjetivamente, o criticar sus determinaciones y sus decisiones y opciones ante la vida y sus circunstancias o por el contrario nuestras opiniones y criterios solo pueden estar basados los hechos objetivos, independiente de juzgar a sus autores y actores a los que solo Dios tiene derecho a juzgar?
Fundamentar nuestra respuesta en la Palabra de Dios, Antiguo y Nuevo Testamento.
Reunión de Grupo:
Te he de confesar mi querido Diario que cuando para preparar la reunión de grupo José Carlos fue leyendo esta carta que como todos los sábados al terminar la reunión nos da, para preparar la siguiente, y que no vengamos en blanco sino con la “tarea hecha” y “hecha entre los dos”, nosotros la solemos preparar cuando nos vemos el viernes al salir del trabajo algo antes y antes de que él me lleve a casa, en un banco del Paseo o Avenida del Mar Adentro, en verano, y algunas veces en su casa de Las Palmas en su cuarto de trabajo, te digo, mi querido Diario, que cuando terminó yo tenía unos lagrimones como los del día de la Boda de Mónica, debo ser una sentimental incorregible, y creo que José Carlos tenía los ojos muy brillantes.
Tras su nueva lectura fueron llegando los comentarios de forma espontánea y salteada de pareja en pareja.
Fue un diálogo fluido y continuo, con aportaciones de todos y con una conclusión muy dura pero verdadera: Todo amor que no se fundamenta en la verdad y en el bien empieza a dejar de ser amor, para muchas veces inconscientemente llegar a ser verdadero y solapado egoísmo.
Pero también es verdad y muy verdad que no tenemos ni el mínimo derecho en juzgar a nadie por el rasero de nuestras convicciones o valores porque ciertamente erraremos.
Qué verdad son las palabras de Jesús “no juzguéis y no seréis juzgado, no condenéis y no seréis condenados” porque sólo Dios que es el que ve y sabe lo que hay en lo más íntimo de los corazones y en lo más intrincado de las intenciones, que a veces ni nosotros mismo comprendemos ni vemos plenamente, como dueño supremo de toda criatura, tiene derecho a juzgar. Pero que también como Padre Misericordioso y cariñosísimo de sus hijos los entiende mejor que ellos mismos porque sabe muy bien de qué barro los creó.
Pero no quiero dejar pasar por alto algo que dijo Mónica y que conociéndola como la conozco y sabiendo cuanto ama a Jesús y a Dios, me dejó admirada. “Yo creo que si yo hubiera sido Blanca quizás hubiera hecho lo mismo que ella. Así quiero a Francisco Javier. Pero también sé que no lo hubiera hecho porque amarle así era empezar a dejar de amarle”
Querer por encima de todo y sin exigir nada a cambio. Y renunciar al mayor amor porque amar fuera de la verdad es amar menos y con mucha más pobreza haciendo muchas veces mucho daño al ser amado, que se afianza en su egoísmo y empieza a amar en el círculo de la mentira, si no “buscamos pues íntegramente el bien del amado”.
Y es que para amar de verdad hay que amar en la Verdad de Dios.
Podría estar escribiendo toda la noche de los comentarios y cosas que fuimos diciendo. Pero algo muy fuerte, muy fuerte, que suena hasta primada, como remachó Giorgio, quedó muy claro.
CONCLUSION: el amor verdadero no puede exigir nada a cambio. Es una entrega a fondo perdido, generosa y total de la persona humana.
Lo demás son fruslerías y engaño de nosotros mismos.
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08.- "Mi amado es para mí"
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IV.- SABIENDO ACEPTAR Y RECIBIR DEL OTRO.
Mi Diario. Reunión del catorce de febrero de 2004. Sábado.
“A Marta” Carta.
Aceptar y recibir con amor y agradecimiento del otro.
Si hermosa fue la carta a Blanca y las delicias de la entrega sin mirar sino sólo para el Amado, la carta de hoy a Marta, describiendo cómo el amado suspira por recibir del amante y cómo deja su corazón, y hasta la última partícula de su ser, de su persona entera, abierta a recibir y aceptar, a agradecer y saborear toda la persona del amante, si hermosa fue, digo, ésta es sin duda, jugosa, apetitosa y bellísima. He aquí la carta:
De Carlos a Marta.
Querida Marta:
Me pides que charlemos un poco de cual es la manera más sencilla o la forma más profundamente humana de dar, darme, y recibir, recibirle, en el matrimonio.
Que entiendes el dar, darse, como ya hablamos en la anterior carta, pero que a la hora de aceptar y recibir te parece que estás adaptando una forma egoísta de relacionarte con tu pareja, con “tu amado”.
El recibir, "el saber aceptar" del otro, también es una forma de "DAR/DARSE", porque le damos al ser amado la posibilidad de "DEVOLVER/DEVOLVERSE", de corresponder, de expresar/expresarse, de comunicar su amor.
Le DAMOS nuestra apertura a su amor, nuestro corazón abierto, nuestro deseo de correspondencia, nuestra esperanza de ser correspondido, nuestra ansia de su cariño, afecto, ternura y amor. Nuestra necesidad imperiosa de se amado, porque todo amor necesita de correspondencia y cariño de vuelta, de tu “tú” a mi yo.
Este saber aceptar, exige saber recibir "con cariño". Y recibir con cariño es ver más el amor puesto por el otro en su dar, que la misma "cosa" entregada.
Es que la persona amada intuya y sienta que sabemos que SE da, y nos gozamos en su darSE, recibiéndola con amor en el sancta sactorum de nuestro corazón.
Claro que esta aceptación no conlleva el desprecio de la cosa dada, sino la valoración y la estima de ella, junto con el agradecimiento y que nos sepa felices también por la cosa recibida.
Este descubrimiento de que "nos gusta" lo entregado, y en el mismo acto de recibir hemos descubierto su amor y su donación puesta en la entrega, le llenara de felicidad, ternura por nosotros, y la alegría de verse aceptado, le hará feliz.
Y de su felicidad se trataba, si le amábamos bien.
Porque el AMOR lo espera todo, Y EL QUE LO ESPERA TODO, está en perfecta disposición y disponibilidad para recibir del otro, cuando el otro quiera, cuando del otro salga, cuando libremente, (el amor nos deja libre) nos quiera amar, entonces nos dejaremos querer.
El amante "se hace" (a si mismo) amado, para que el amado sea feliz, siendo amante.
El amante se hace a sí mismo amado, para darle al amado la felicidad de ser amante.
Quiere esto decir que en el juego del amor, del amor en la pareja humana, hay mucho de búsqueda, de deseos vehementes de posesión, de deleite en la contemplación del amado y de dejarse contemplar por él, de llamadas ardientes para que venga, te ame y te posea, escuchar la voz del amante que te llama, del sabrosísimo lenguaje da la admiración por el otro.
No creas que esto sea una debilidad. Así es el amor de toda madre y de todo padre deseando el cariño de vuelta del hijo querido con naturalidad de lo humanamente natural. Así es el amor divino. Así es el amor de Dios, a sí mismo, en Trinidad perfecta, y a los hombres, de los que con ansias de padre espera su correspondencia y siempre tiene su corazón abierto de par en par para recibirlos.
Mira cómo en “El Cantar de los Cantares” la esposa, el alma, ansia al esposo, Dios.
“¡Que me bese con los besos de su boca!” “Llévame en pos de ti”. “Hazme saber dónde apacientas tu rebaño”. “En mi lecho he buscado al Amado de mi alma”.”Entre mi Amado en su huerto y como sus frutos exquisitos”.” “Yo dormía pero mi corazón velaba: la voz de mi Amado que me llama”. “¡OH, ven, Amado mío, salgamos al campo!”.”Le aprehendí y no le soltaré hasta que le haya introducido en mi casa”
Así podríamos seguir citando y citando. Lee despacio los poemas y ve entresacando el ansia de la esposa porque el Amado se de, se le entregue, se una íntimamente a ella, no solo en la entrega “del don de mis amores” sino su personalidad entera. “Mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado”.
Hemos dedicado el grupo a saborear el poemario de Salomón, buscando las características del amor humano y divino.
Y no creas que son menos ansiosos los deseos anhelantes del Amado, por recibir de la esposa: “Ven, esposa mía, ven del Líbano, vente.” “Me robaste el corazón, esposa mía, con una mirada tuya”. Y si te fijas en con qué amor y delicadeza, con qué delicia y deseos describe a la esposa, verás hasta qué punto es infinito el deseo de recibirla, el deseo de Dios de que toda criatura halle en El su paz y su descanso. “Su izquierda está bajo mi cabeza, y su diestra me abraza.” “No despertéis ni desveléis al Amor, a la esposa, hasta que a ella le plazca”.
Son hermosísimos los versos en que la Esposa describe cómo es para ella el Amado y Esposo. ¡Cómo desearía que en todas las parejas ellas vieran así a sus maridos!
Son sublimes los versos en que el Amado describe cómo es para Él la amada y esposa. ¡Ojala éste fuera el retrato que todo hombre hiciera de su mujer y esposa!
Marta, lee y rumia el Cantar. Verás qué fácil es saber cómo de verdad y en verdad es el amor de la pareja humana, que hermoso es dar, darse, entregarse y que maravilla es saber acogerle, aceptarle y recibirle. ¡Qué así sea para ti y para Guillermo! Besos.
Carlos.
Preguntas:
1.- ¿Puede el ponerse en situación de recibir y no en la de dar ser una postura siempre egoísta y materialista, “pancista” y hasta “narcisista” y ególatra?
2.- ¿Cuándo de ser una postura “hacia fuera”, hacia el otro, hacia su bien y felicidad se convierte en una postura “hacia dentro”, hacia mi yo, hacia mi bien y felicidad y por tanto egocéntrica?
3.- ¿Puede el amor sincero y total compartir y simultanear el darse con el apoderarse del otro, con el buscarse, buscarnos, y no hacer “la primada” de no exigir nada a cambio?
4.- ¿No es humano, colocarnos en la postura de si tú quieres recibir, pues disponte a dar porque no estoy dispuesto a ser yo el que dé siempre y en todo?
Reunión de Grupo:
Te he de decir, mi querido y amado Diario, que el tema se clarificó mucho cuando sin haberlo terminado, Elena, nos repartió la carta del tema siguiente y nos hizo un resumen brevísimo de su mensaje:
“Pero esperándolo todo” El amor, para ser amor tiene que ser esperanza, aquí abajo, y realidad de la correspondencia allá arriba. Realidad de entrega y correspondencia.
Ya pues más calmado los ánimos las intervenciones fluyeron por los comentarios a los versos del Cantar de los Cantares”, del Amado y la Amada, ¡Cómo deseo, ardientemente, vehementemente, amorosamente, y hasta apasionadamente “robar” el corazón de José Carlos con una mirada mía!
José Carlos ¿te sientes tú así mirado por mí? Porque yo si siento, palpo y veo que cuando me miras creyendo que yo o te veo tu mirada me derrite porque se derrite, tus ojos me envuelven porque me envuelves y tu amor rebosa en la intensidad, la ternura y el cariño con que me miras.
Pero he de decirte que me agradó mucho aquello de “No despertéis ni desveléis al Amor, a la Esposa, hasta que a ella le plazca” por dos cosas: qué hermoso poder dormir y dormir, con lo dormilona que soy yo, hasta que ahíta me despierte sola. Que hermoso sueño un domingo por la mañana después de seis madrugones semanales para ir al trabajo. Debo ser algo vulgar en medio de tantas delicadezas pensar y desear algo tan poco elevado. Bueno, la segunda me salvará y hará mi reflexión menos rastrera y mezquina. Pienso que mientras esté placidamente dormida, “bella y durmiente”, la bella durmiente, cuando estemos casado, José Carlos se inclinará sobre mí para contemplarme amorosamente, me acariciará suavemente y tiernamente con su mirada, largamente, sin prisas., saboreando mi imagen en sus ojos, derritiéndose el cariño y en deseos, y cuando, “después de mucho tiempo”, vuelvo a mis apetencias de insuficiencias semanales, sea el tiempo de despertar, se inclinará más sobre mi y posando suavemente sus labios en mis labios, abriré los ojos para verle a él solamente.
Conclusión:
“Mi amado es para mí, porque yo también soy totalmente para mi amado”
“Abre tu corazón, tu persona entera y deja que el amado entre totalmente y te posea plenamente”
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IV.- SABIENDO ACEPTAR Y RECIBIR DEL OTRO.
Mi Diario. Reunión del catorce de febrero de 2004. Sábado.
“A Marta” Carta.
Aceptar y recibir con amor y agradecimiento del otro.
Si hermosa fue la carta a Blanca y las delicias de la entrega sin mirar sino sólo para el Amado, la carta de hoy a Marta, describiendo cómo el amado suspira por recibir del amante y cómo deja su corazón, y hasta la última partícula de su ser, de su persona entera, abierta a recibir y aceptar, a agradecer y saborear toda la persona del amante, si hermosa fue, digo, ésta es sin duda, jugosa, apetitosa y bellísima. He aquí la carta:
De Carlos a Marta.
Querida Marta:
Me pides que charlemos un poco de cual es la manera más sencilla o la forma más profundamente humana de dar, darme, y recibir, recibirle, en el matrimonio.
Que entiendes el dar, darse, como ya hablamos en la anterior carta, pero que a la hora de aceptar y recibir te parece que estás adaptando una forma egoísta de relacionarte con tu pareja, con “tu amado”.
El recibir, "el saber aceptar" del otro, también es una forma de "DAR/DARSE", porque le damos al ser amado la posibilidad de "DEVOLVER/DEVOLVERSE", de corresponder, de expresar/expresarse, de comunicar su amor.
Le DAMOS nuestra apertura a su amor, nuestro corazón abierto, nuestro deseo de correspondencia, nuestra esperanza de ser correspondido, nuestra ansia de su cariño, afecto, ternura y amor. Nuestra necesidad imperiosa de se amado, porque todo amor necesita de correspondencia y cariño de vuelta, de tu “tú” a mi yo.
Este saber aceptar, exige saber recibir "con cariño". Y recibir con cariño es ver más el amor puesto por el otro en su dar, que la misma "cosa" entregada.
Es que la persona amada intuya y sienta que sabemos que SE da, y nos gozamos en su darSE, recibiéndola con amor en el sancta sactorum de nuestro corazón.
Claro que esta aceptación no conlleva el desprecio de la cosa dada, sino la valoración y la estima de ella, junto con el agradecimiento y que nos sepa felices también por la cosa recibida.
Este descubrimiento de que "nos gusta" lo entregado, y en el mismo acto de recibir hemos descubierto su amor y su donación puesta en la entrega, le llenara de felicidad, ternura por nosotros, y la alegría de verse aceptado, le hará feliz.
Y de su felicidad se trataba, si le amábamos bien.
Porque el AMOR lo espera todo, Y EL QUE LO ESPERA TODO, está en perfecta disposición y disponibilidad para recibir del otro, cuando el otro quiera, cuando del otro salga, cuando libremente, (el amor nos deja libre) nos quiera amar, entonces nos dejaremos querer.
El amante "se hace" (a si mismo) amado, para que el amado sea feliz, siendo amante.
El amante se hace a sí mismo amado, para darle al amado la felicidad de ser amante.
Quiere esto decir que en el juego del amor, del amor en la pareja humana, hay mucho de búsqueda, de deseos vehementes de posesión, de deleite en la contemplación del amado y de dejarse contemplar por él, de llamadas ardientes para que venga, te ame y te posea, escuchar la voz del amante que te llama, del sabrosísimo lenguaje da la admiración por el otro.
No creas que esto sea una debilidad. Así es el amor de toda madre y de todo padre deseando el cariño de vuelta del hijo querido con naturalidad de lo humanamente natural. Así es el amor divino. Así es el amor de Dios, a sí mismo, en Trinidad perfecta, y a los hombres, de los que con ansias de padre espera su correspondencia y siempre tiene su corazón abierto de par en par para recibirlos.
Mira cómo en “El Cantar de los Cantares” la esposa, el alma, ansia al esposo, Dios.
“¡Que me bese con los besos de su boca!” “Llévame en pos de ti”. “Hazme saber dónde apacientas tu rebaño”. “En mi lecho he buscado al Amado de mi alma”.”Entre mi Amado en su huerto y como sus frutos exquisitos”.” “Yo dormía pero mi corazón velaba: la voz de mi Amado que me llama”. “¡OH, ven, Amado mío, salgamos al campo!”.”Le aprehendí y no le soltaré hasta que le haya introducido en mi casa”
Así podríamos seguir citando y citando. Lee despacio los poemas y ve entresacando el ansia de la esposa porque el Amado se de, se le entregue, se una íntimamente a ella, no solo en la entrega “del don de mis amores” sino su personalidad entera. “Mi Amado es para mí y yo soy para mi Amado”.
Hemos dedicado el grupo a saborear el poemario de Salomón, buscando las características del amor humano y divino.
Y no creas que son menos ansiosos los deseos anhelantes del Amado, por recibir de la esposa: “Ven, esposa mía, ven del Líbano, vente.” “Me robaste el corazón, esposa mía, con una mirada tuya”. Y si te fijas en con qué amor y delicadeza, con qué delicia y deseos describe a la esposa, verás hasta qué punto es infinito el deseo de recibirla, el deseo de Dios de que toda criatura halle en El su paz y su descanso. “Su izquierda está bajo mi cabeza, y su diestra me abraza.” “No despertéis ni desveléis al Amor, a la esposa, hasta que a ella le plazca”.
Son hermosísimos los versos en que la Esposa describe cómo es para ella el Amado y Esposo. ¡Cómo desearía que en todas las parejas ellas vieran así a sus maridos!
Son sublimes los versos en que el Amado describe cómo es para Él la amada y esposa. ¡Ojala éste fuera el retrato que todo hombre hiciera de su mujer y esposa!
Marta, lee y rumia el Cantar. Verás qué fácil es saber cómo de verdad y en verdad es el amor de la pareja humana, que hermoso es dar, darse, entregarse y que maravilla es saber acogerle, aceptarle y recibirle. ¡Qué así sea para ti y para Guillermo! Besos.
Carlos.
Preguntas:
1.- ¿Puede el ponerse en situación de recibir y no en la de dar ser una postura siempre egoísta y materialista, “pancista” y hasta “narcisista” y ególatra?
2.- ¿Cuándo de ser una postura “hacia fuera”, hacia el otro, hacia su bien y felicidad se convierte en una postura “hacia dentro”, hacia mi yo, hacia mi bien y felicidad y por tanto egocéntrica?
3.- ¿Puede el amor sincero y total compartir y simultanear el darse con el apoderarse del otro, con el buscarse, buscarnos, y no hacer “la primada” de no exigir nada a cambio?
4.- ¿No es humano, colocarnos en la postura de si tú quieres recibir, pues disponte a dar porque no estoy dispuesto a ser yo el que dé siempre y en todo?
Reunión de Grupo:
Te he de decir, mi querido y amado Diario, que el tema se clarificó mucho cuando sin haberlo terminado, Elena, nos repartió la carta del tema siguiente y nos hizo un resumen brevísimo de su mensaje:
“Pero esperándolo todo” El amor, para ser amor tiene que ser esperanza, aquí abajo, y realidad de la correspondencia allá arriba. Realidad de entrega y correspondencia.
Ya pues más calmado los ánimos las intervenciones fluyeron por los comentarios a los versos del Cantar de los Cantares”, del Amado y la Amada, ¡Cómo deseo, ardientemente, vehementemente, amorosamente, y hasta apasionadamente “robar” el corazón de José Carlos con una mirada mía!
José Carlos ¿te sientes tú así mirado por mí? Porque yo si siento, palpo y veo que cuando me miras creyendo que yo o te veo tu mirada me derrite porque se derrite, tus ojos me envuelven porque me envuelves y tu amor rebosa en la intensidad, la ternura y el cariño con que me miras.
Pero he de decirte que me agradó mucho aquello de “No despertéis ni desveléis al Amor, a la Esposa, hasta que a ella le plazca” por dos cosas: qué hermoso poder dormir y dormir, con lo dormilona que soy yo, hasta que ahíta me despierte sola. Que hermoso sueño un domingo por la mañana después de seis madrugones semanales para ir al trabajo. Debo ser algo vulgar en medio de tantas delicadezas pensar y desear algo tan poco elevado. Bueno, la segunda me salvará y hará mi reflexión menos rastrera y mezquina. Pienso que mientras esté placidamente dormida, “bella y durmiente”, la bella durmiente, cuando estemos casado, José Carlos se inclinará sobre mí para contemplarme amorosamente, me acariciará suavemente y tiernamente con su mirada, largamente, sin prisas., saboreando mi imagen en sus ojos, derritiéndose el cariño y en deseos, y cuando, “después de mucho tiempo”, vuelvo a mis apetencias de insuficiencias semanales, sea el tiempo de despertar, se inclinará más sobre mi y posando suavemente sus labios en mis labios, abriré los ojos para verle a él solamente.
Conclusión:
“Mi amado es para mí, porque yo también soy totalmente para mi amado”
“Abre tu corazón, tu persona entera y deja que el amado entre totalmente y te posea plenamente”
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09.- "La abierta y generosa espera"
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V.- PERO ESPERANDOLO TODO.
Mi Diario. Reunión del veintiocho de febrero de 2004. Sábado.
Y esperándolo todo del amado.
La esperanza de la correspondencia es verdadera exigencia del amor humano.
Querido Diario:
Ayer en la Reunión terminó Carlos contándonos una parábola muy bonita, que me sonaba mucho, para preparar la de dentro de quince días. Luego José Carlos me lo aclaró. La del hijo pródigo, tontona. Y me dio un beso.
“Un hombre muy rico, labrador sencillo y bueno, un hombre del campo andaluz, tenía muchos hijos. Era dueño de todos los campos, todos los sembrados, toda la arboleda y todos los rebaños que se podían alcanzar con la vista. Suyos eran los pájaros del cielo, la noche y la mañana, la hermana lluvia y el hermano sol, el otoño y la primavera, y sus riquezas eran tantas que no estaban ni podían registrarse en ningún libro.
Un día el hijo más pequeño, botarate él y viviendo en las riquezas no trabajadas y el mayor ocio, le dijo: Padre, quiero irme a recorrer mundo y a vivir mi vida por mi cuenta sin la protección de tus ojos, pendientes de mí. Déme pues lo que me corresponda en herencia de la hacienda, que yo te lo agradeceré.
El Padre aún partiéndosele el corazón, como respetaba hasta más allá del límite del bien y del mal, su libertad, le había creado libre, le había educado libre, siempre le había dejado libre sin ataduras algunas, partió la parte que era su parte y se la dio. Con dolor casi infinito pero sin protesta, le vio partir. Nadie jamás había visto ni tenido un padre tan magnánimo en el dar y tan generoso en el respetar la libertad de sus hijos, sin exigirles nunca nada a cambio de su total donación, ni forzarle nunca a hacer la voluntad del Padre. Ni en un ápice.
Alegre, dicharachero y como en una fiesta se alejó el hijo menor. Llegó a tierras lejanas y en juergas, malos y aprovechados amigos, rameras, meretrices y busconas, francachelas y borracheras, aún no había droga, que si no, hubieran sido drogas, malvendió, malgastó y dilapidó su fortuna. Pronto era más pobre que los pobres del lugar, que dignamente guardaban de lo poco que tenían con honradez y cuidado. Como porquero se puso a trabajar en la hacienda de otro señor. En verdad, en verdad, os digo que era “otro” señor. Le faltaba el señorío, la generosidad y la grandiosidad de alma. Como era de este mundo, de la ralea de los que nunca han mirado al cielo y no ven más allá de los bienes de la tierra, era un explotador. Un lobo para el hombre.
Y así empezó a pasar hambre, frío y soledad. Si al menos pudiera comer de las algarrobas que comen estos cerdos que se las da para que engorden y sacarle más a su venta. Pero nadie se las daba. Y porque comenzó a pasar necesidad se dijo: los jornaleros de mi padre tiene pan para hartarse y yo aquí me muero de hambre. Sí, me levantaré. Volveré junto a mi padre. Y por necesidad que no por arrepentimiento sincero, volvió pensando decirle. Trátame como a uno de tus jornaleros, pues he pecado, ojo, habla de pecado, luego el pecado aunque el mundo hoy lo entierre y lo ignore, existe, contra el cielo y contra ti. Ojo habla de un pecado contra Dios y un pecado contra el prójimo, contra el hermano, y en el mismo acto de trasgresión, no en dos. Y levantándose, partió hacia su padre. Me gustaría que os fijaseis. Se levanta y parte HACIA. Y cuando aún no había llegado, pero ya iba en dirección de, aunque estaba todavía lejos, “todavía lejos del padre y de la casa paterna” LE VIO SU PADRE.
Pero, ¿porqué le vio?.... ¿cómo es que le vio?....
PORQUE LE ESPERABA TODOS LOS DIAS. NO DE UNA FORMA PASIVA, SENTADO EN SU CASA.
No de una forma coercitiva, yendo a buscarle y obligándole a volver. SINO DE UNA FORMA ACTIVA, "mirando a lo lejos", desde una terraza, desde un montecillo, donde debía de subir mil veces con la esperanza siempre de verle aparecer... esperándolo anhelante,... saliendo a esperarle...cada día, cada hora, y esperándole con el corazón esperanzado en que él volvería. Y..."CONMOVIDO",..... "salió el padre a su encuentro, CORRIO, se echó a su cuello, y le besó efusivamente". Lo levantó del suelo, (ahora que él, libremente, ha dado el primer paso, sí, le ayuda, sí, le puede ayudar sin quitarle LA LIBERTAD QUE LE DIO) lo abrazó, y "hizo una gran fiesta".
(Lc 15. 11-32)
En la reunión leeremos y comentaremos el final de la parábola. Así terminó Carlos.
Puedo añadir algunas de las aportaciones que se hicieron el la reunión, ya pasada, pues me han quedado unas líneas en blanco en mi diario y creo que mejor sería aquí que dos hojas detrás, aunque estén adelantadas de fecha.
ESPERANDOLO TODO.
EL VERDADERO AMOR HUMANO ES SIEMPRE ESPERANZA DE SER CORRESPONDIDO.
Así es el AMOR DE DIOS: nos espera siempre. Nos tiene tendida su mano, esperando anhelante que nos agarremos a ella. Siempre abierta. Siempre tendida. No nos puede agarrar El, aunque ardientemente lo desee, PORQUE NOS HIZO LIBRE Y RESPETA NUESTRA LIBERTAD. Pero está ANSIANDO, ESPERANDO QUE NOSOTROS agarremos su mano abierta, tendida, deseosa, y nos apretemos fuerte a ella, correspondiendo a su apretón fuertísimo de AMOR PATERNAL.
EL AMOR DIVINO, EL AMOR DE DIOS, SIEMPRE VERDADERO Y TOTAL, ES SIEMPRE ESPERANZA DE SER CORRESPONDIDO.
Y esto nada lo mancha, sino lo enaltece, lo purifica, lo completa y lo cierra, en ese círculo perfecto que es el amor, que va en igualdad de entrega y darse, de ti a mí, de mí a ti, tan perfecto, que crea un "NOSOTROS".
El amor humano no es altruista. Da y no exige. Pero espera. Y esa espera a la correspondencia es lo que le hace verdaderamente humano. Y no insensible.
El amor divino no es altruista. Y esa inmensa y abierta espera, que fruto del amor, que no es indiferente a que el ser amado responda o no, sino que lo anhela con todas las fuerzas, es lo que le hace divino pues al ser correspondido puede elevar al amado hacia si, y por amor a él, donación y entrega, llenarle de sí plenamente. Solo la correspondencia da la posibilidad de volverse a dar en un círculo perfecto.
Preguntas.
1.- ¿Amamos nosotros “generalmente “así, o el egoísmo es tan sutil que se enrosca en nuestros deseos y pervierte nuestro amor, lo ensucia con la escoria de “ante todo mi yo”, y la esperanza la convertimos en exigencia?
2.- ¿Existe de verdad el “altruismo” o en el fondo, y puede ser que muy al fondo, no es una justificación de nuestro “ser hecho naturalmente para amar” y un “pequeño o gran regodeo” con nosotros mismos para quedarnos satisfechos y tranquilos?
3.- ¿Cuándo amamos a los más débiles, los más pobres, a los harapientos y desarrapados, a los enfermos, a los sucios, a los andrajosos, a los deficientes y a los deformes, en fin a aquellos que instintivamente rechazamos, también sabemos recibir de ellos, aceptarlos, rodearlos con nuestro cariño, como hicieron los santos, San Vicente, la Madre Teresa, etc. o damos sin que “nuestra mano derecha se entere de lo que hace la izquierda”, pero no en sentido evangélico sino todo lo contrarío, casi con asco, quedando en el lado de la “esterilización”, de la pulcritud y de la no contaminación? Rechazando pus toda correspondencia que nos puede manchar y contagiar.
4.- ¿Porqué rechazamos la mano tendida por Dios, abierta y expectante, nunca forzándonos ni agarrándonos a la fuerza, dejándonos en plena y total libertad, y no aceptamos su ayuda y amor con nuestro amor y correspondencia?
Reunión de Grupo.
Ni que decir tiene que el tema dio mucho que hablar y que decir. L a distinción entre altruismo y amor, el amor debe estar siempre teñido de esperanza y la esperanza debe estar rellena de correspondencia, el altruismo suena a frío, helado más bien sin sentimientos y sobre todo sin expresión del corazón, aunque no le podemos siempre confundir con inexpresividad, apostilló Pedro, la distinción esencial está en la postura del amante, del que ama, en sus intensiones y deseos más íntimos, en resumidas cuentas en la esencia misma de amor, para que sea amor, pues la espera de correspondencia no forma parte esencial, sin la cual no, del altruismo.
Muy formidable fue la intervención de Magdalena, la piadosa. (piadosa sin menoscabo alguno en el término, pues su sensibilidad ante Dios es tan fuerte que su corazón parece siempre de rodillas)
Muchas veces cuando “amamos” o decimos amar a los “menos favorecidos por la vida”, me entendéis verdad, cuando les ayudamos, le damos, damos con frialdad, despegados de ellos y de la relación que se crea al dar, en verdad no nos damos sino simplemente damos “cosas”, algo, pero nuestra persona, nuestro corazón, nuestros sentimientos, casi ni se alteran a no ser para “sentirnos buenos”. Y esto no es amor sino justificación ante nuestra conciencia, pues el amor siempre es acogida y esperanza de sentirse también amado.
José Carlos, mi amado José Carlos, perdona “Mi Diario”, pero lo tengo que repetir mil veces, mi idolatrado José Carlos, se refirió a cómo tenemos que tener la mano siempre extendida hacia los demás cuando le amamos pero sin obligarle, sin siquiera suplicarles que se agarren a la nuestra con la suya que en ese momento está recibiendo amor de nosotros.
¡Qué difícil es a veces dejar “libre” completamente “libre de exigencia de correspondencia”, sobre todo a la pareja, a los hijos, ¡0h a los hijos cuantos padres en vez de amarlos se aman en ellos! ¡Cuántas madres se refugian y sustituyen el desamor de sus esposos, por el arrancado amor, besos, caricias, abrazos, de los hijos, a los padres o a los amigos!
De todas formas a veces es casi inexplicable como el hombre es capaz de vivir de espaldas a Dios, a su amor, a su generosidad, a su misericordia, etc. Si nos miramos a nosotros mismos y vemos “nuestras limitaciones”, “nuestras imperfecciones” y sabemos a aún así Dios nos acoge no como a esclavos o seres imperfectos sino como a hijos amadísimos, ¿cómo podemos rechazar la mano de Dios y aún negarle su existencia y por tanto, lo que es peor, su amor generoso?
“Dios nos ama como un padre, como una madre ama sus hijos, pero aunque una madre pudiera olvidarse de su hijo, Yo nunca me olvidaré de ti” dice el Señor.
Conclusión:
¿Puede haber postura más hermosa, bonita y generosa que la del amante con los brazos y el corazón abiertos, esperando al amado?
El amor, dice San Pablo, “lo espera todo” y por eso “no pasa jamás”
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V.- PERO ESPERANDOLO TODO.
Mi Diario. Reunión del veintiocho de febrero de 2004. Sábado.
Y esperándolo todo del amado.
La esperanza de la correspondencia es verdadera exigencia del amor humano.
Querido Diario:
Ayer en la Reunión terminó Carlos contándonos una parábola muy bonita, que me sonaba mucho, para preparar la de dentro de quince días. Luego José Carlos me lo aclaró. La del hijo pródigo, tontona. Y me dio un beso.
“Un hombre muy rico, labrador sencillo y bueno, un hombre del campo andaluz, tenía muchos hijos. Era dueño de todos los campos, todos los sembrados, toda la arboleda y todos los rebaños que se podían alcanzar con la vista. Suyos eran los pájaros del cielo, la noche y la mañana, la hermana lluvia y el hermano sol, el otoño y la primavera, y sus riquezas eran tantas que no estaban ni podían registrarse en ningún libro.
Un día el hijo más pequeño, botarate él y viviendo en las riquezas no trabajadas y el mayor ocio, le dijo: Padre, quiero irme a recorrer mundo y a vivir mi vida por mi cuenta sin la protección de tus ojos, pendientes de mí. Déme pues lo que me corresponda en herencia de la hacienda, que yo te lo agradeceré.
El Padre aún partiéndosele el corazón, como respetaba hasta más allá del límite del bien y del mal, su libertad, le había creado libre, le había educado libre, siempre le había dejado libre sin ataduras algunas, partió la parte que era su parte y se la dio. Con dolor casi infinito pero sin protesta, le vio partir. Nadie jamás había visto ni tenido un padre tan magnánimo en el dar y tan generoso en el respetar la libertad de sus hijos, sin exigirles nunca nada a cambio de su total donación, ni forzarle nunca a hacer la voluntad del Padre. Ni en un ápice.
Alegre, dicharachero y como en una fiesta se alejó el hijo menor. Llegó a tierras lejanas y en juergas, malos y aprovechados amigos, rameras, meretrices y busconas, francachelas y borracheras, aún no había droga, que si no, hubieran sido drogas, malvendió, malgastó y dilapidó su fortuna. Pronto era más pobre que los pobres del lugar, que dignamente guardaban de lo poco que tenían con honradez y cuidado. Como porquero se puso a trabajar en la hacienda de otro señor. En verdad, en verdad, os digo que era “otro” señor. Le faltaba el señorío, la generosidad y la grandiosidad de alma. Como era de este mundo, de la ralea de los que nunca han mirado al cielo y no ven más allá de los bienes de la tierra, era un explotador. Un lobo para el hombre.
Y así empezó a pasar hambre, frío y soledad. Si al menos pudiera comer de las algarrobas que comen estos cerdos que se las da para que engorden y sacarle más a su venta. Pero nadie se las daba. Y porque comenzó a pasar necesidad se dijo: los jornaleros de mi padre tiene pan para hartarse y yo aquí me muero de hambre. Sí, me levantaré. Volveré junto a mi padre. Y por necesidad que no por arrepentimiento sincero, volvió pensando decirle. Trátame como a uno de tus jornaleros, pues he pecado, ojo, habla de pecado, luego el pecado aunque el mundo hoy lo entierre y lo ignore, existe, contra el cielo y contra ti. Ojo habla de un pecado contra Dios y un pecado contra el prójimo, contra el hermano, y en el mismo acto de trasgresión, no en dos. Y levantándose, partió hacia su padre. Me gustaría que os fijaseis. Se levanta y parte HACIA. Y cuando aún no había llegado, pero ya iba en dirección de, aunque estaba todavía lejos, “todavía lejos del padre y de la casa paterna” LE VIO SU PADRE.
Pero, ¿porqué le vio?.... ¿cómo es que le vio?....
PORQUE LE ESPERABA TODOS LOS DIAS. NO DE UNA FORMA PASIVA, SENTADO EN SU CASA.
No de una forma coercitiva, yendo a buscarle y obligándole a volver. SINO DE UNA FORMA ACTIVA, "mirando a lo lejos", desde una terraza, desde un montecillo, donde debía de subir mil veces con la esperanza siempre de verle aparecer... esperándolo anhelante,... saliendo a esperarle...cada día, cada hora, y esperándole con el corazón esperanzado en que él volvería. Y..."CONMOVIDO",..... "salió el padre a su encuentro, CORRIO, se echó a su cuello, y le besó efusivamente". Lo levantó del suelo, (ahora que él, libremente, ha dado el primer paso, sí, le ayuda, sí, le puede ayudar sin quitarle LA LIBERTAD QUE LE DIO) lo abrazó, y "hizo una gran fiesta".
(Lc 15. 11-32)
En la reunión leeremos y comentaremos el final de la parábola. Así terminó Carlos.
Puedo añadir algunas de las aportaciones que se hicieron el la reunión, ya pasada, pues me han quedado unas líneas en blanco en mi diario y creo que mejor sería aquí que dos hojas detrás, aunque estén adelantadas de fecha.
ESPERANDOLO TODO.
EL VERDADERO AMOR HUMANO ES SIEMPRE ESPERANZA DE SER CORRESPONDIDO.
Así es el AMOR DE DIOS: nos espera siempre. Nos tiene tendida su mano, esperando anhelante que nos agarremos a ella. Siempre abierta. Siempre tendida. No nos puede agarrar El, aunque ardientemente lo desee, PORQUE NOS HIZO LIBRE Y RESPETA NUESTRA LIBERTAD. Pero está ANSIANDO, ESPERANDO QUE NOSOTROS agarremos su mano abierta, tendida, deseosa, y nos apretemos fuerte a ella, correspondiendo a su apretón fuertísimo de AMOR PATERNAL.
EL AMOR DIVINO, EL AMOR DE DIOS, SIEMPRE VERDADERO Y TOTAL, ES SIEMPRE ESPERANZA DE SER CORRESPONDIDO.
Y esto nada lo mancha, sino lo enaltece, lo purifica, lo completa y lo cierra, en ese círculo perfecto que es el amor, que va en igualdad de entrega y darse, de ti a mí, de mí a ti, tan perfecto, que crea un "NOSOTROS".
El amor humano no es altruista. Da y no exige. Pero espera. Y esa espera a la correspondencia es lo que le hace verdaderamente humano. Y no insensible.
El amor divino no es altruista. Y esa inmensa y abierta espera, que fruto del amor, que no es indiferente a que el ser amado responda o no, sino que lo anhela con todas las fuerzas, es lo que le hace divino pues al ser correspondido puede elevar al amado hacia si, y por amor a él, donación y entrega, llenarle de sí plenamente. Solo la correspondencia da la posibilidad de volverse a dar en un círculo perfecto.
Preguntas.
1.- ¿Amamos nosotros “generalmente “así, o el egoísmo es tan sutil que se enrosca en nuestros deseos y pervierte nuestro amor, lo ensucia con la escoria de “ante todo mi yo”, y la esperanza la convertimos en exigencia?
2.- ¿Existe de verdad el “altruismo” o en el fondo, y puede ser que muy al fondo, no es una justificación de nuestro “ser hecho naturalmente para amar” y un “pequeño o gran regodeo” con nosotros mismos para quedarnos satisfechos y tranquilos?
3.- ¿Cuándo amamos a los más débiles, los más pobres, a los harapientos y desarrapados, a los enfermos, a los sucios, a los andrajosos, a los deficientes y a los deformes, en fin a aquellos que instintivamente rechazamos, también sabemos recibir de ellos, aceptarlos, rodearlos con nuestro cariño, como hicieron los santos, San Vicente, la Madre Teresa, etc. o damos sin que “nuestra mano derecha se entere de lo que hace la izquierda”, pero no en sentido evangélico sino todo lo contrarío, casi con asco, quedando en el lado de la “esterilización”, de la pulcritud y de la no contaminación? Rechazando pus toda correspondencia que nos puede manchar y contagiar.
4.- ¿Porqué rechazamos la mano tendida por Dios, abierta y expectante, nunca forzándonos ni agarrándonos a la fuerza, dejándonos en plena y total libertad, y no aceptamos su ayuda y amor con nuestro amor y correspondencia?
Reunión de Grupo.
Ni que decir tiene que el tema dio mucho que hablar y que decir. L a distinción entre altruismo y amor, el amor debe estar siempre teñido de esperanza y la esperanza debe estar rellena de correspondencia, el altruismo suena a frío, helado más bien sin sentimientos y sobre todo sin expresión del corazón, aunque no le podemos siempre confundir con inexpresividad, apostilló Pedro, la distinción esencial está en la postura del amante, del que ama, en sus intensiones y deseos más íntimos, en resumidas cuentas en la esencia misma de amor, para que sea amor, pues la espera de correspondencia no forma parte esencial, sin la cual no, del altruismo.
Muy formidable fue la intervención de Magdalena, la piadosa. (piadosa sin menoscabo alguno en el término, pues su sensibilidad ante Dios es tan fuerte que su corazón parece siempre de rodillas)
Muchas veces cuando “amamos” o decimos amar a los “menos favorecidos por la vida”, me entendéis verdad, cuando les ayudamos, le damos, damos con frialdad, despegados de ellos y de la relación que se crea al dar, en verdad no nos damos sino simplemente damos “cosas”, algo, pero nuestra persona, nuestro corazón, nuestros sentimientos, casi ni se alteran a no ser para “sentirnos buenos”. Y esto no es amor sino justificación ante nuestra conciencia, pues el amor siempre es acogida y esperanza de sentirse también amado.
José Carlos, mi amado José Carlos, perdona “Mi Diario”, pero lo tengo que repetir mil veces, mi idolatrado José Carlos, se refirió a cómo tenemos que tener la mano siempre extendida hacia los demás cuando le amamos pero sin obligarle, sin siquiera suplicarles que se agarren a la nuestra con la suya que en ese momento está recibiendo amor de nosotros.
¡Qué difícil es a veces dejar “libre” completamente “libre de exigencia de correspondencia”, sobre todo a la pareja, a los hijos, ¡0h a los hijos cuantos padres en vez de amarlos se aman en ellos! ¡Cuántas madres se refugian y sustituyen el desamor de sus esposos, por el arrancado amor, besos, caricias, abrazos, de los hijos, a los padres o a los amigos!
De todas formas a veces es casi inexplicable como el hombre es capaz de vivir de espaldas a Dios, a su amor, a su generosidad, a su misericordia, etc. Si nos miramos a nosotros mismos y vemos “nuestras limitaciones”, “nuestras imperfecciones” y sabemos a aún así Dios nos acoge no como a esclavos o seres imperfectos sino como a hijos amadísimos, ¿cómo podemos rechazar la mano de Dios y aún negarle su existencia y por tanto, lo que es peor, su amor generoso?
“Dios nos ama como un padre, como una madre ama sus hijos, pero aunque una madre pudiera olvidarse de su hijo, Yo nunca me olvidaré de ti” dice el Señor.
Conclusión:
¿Puede haber postura más hermosa, bonita y generosa que la del amante con los brazos y el corazón abiertos, esperando al amado?
El amor, dice San Pablo, “lo espera todo” y por eso “no pasa jamás”
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10.- "Una definición de amor para andar por casa"
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Mi Diario. Reunión del trece de marzo de 2004. Sábado.
Dar, darse, entregarse.
Ayer, mi querido Diario, mi querido José Carlos, en la REUNION del Grupo, llegamos al final de QUÉ ES EL AMOR, aunque faltan, según Carlos, algunos matices que iremos tratando en las próximas reuniones.
Saber aceptar y recibir del otro. Sacrificio y renuncia. ¿Pero el amor puede ser renuncia y sacrificio? La comunicación profunda del yo. La necesidad imperiosa que tenemos de amar. La entrega total de sí mismo. El servicio y el beneficio del (ser) amado. Caminar juntos hacia la Casa del Padre. La felicidad personal y conyugal. El amor como círculo perfecto: el amor de Dios en la parábola del hijo pródigo.
Creo que el plan es todavía muy ambicioso. Me atrae una burrada. Desde luego se habla del amor, del verdadero sentido y esencia del amor y no se para nunca. Dice Carlos que podría, podríamos estar hablado del amor un año entero sin agotar el tema y que siempre se le quedarían cosas en el tintero.
Bien, voy a poner en mayúsculas, para que nunca lo olvides, mi querido Diario, una definición como “para andar por casa,” que no ha dado Carlos del amor, no del amor de la pareja, sino de todo amor, hasta del amor de Dios. Quizás no muy técnica, no muy psicológica, no muy antropológica, pero sí muy profundamente humana y sobre todo muy sencilla y completa.
EL AMOR ES:
DAR, DARSE, ENTREGARSE,
BUSCANDO SIEMPRE EL BIEN DEL AMADO,
SIN EXIGIRLE NADA A CAMBIO,
SABIENDO ACEPTARLE Y RECIBIRLE,
Y ESPERANDO DE ÉL TODO.
¡Dios mío, Dios mío, por favor te lo pido, que nuestro amor sea fiel reflejo de esta definición!
Haz que José Carlos y yo, tu Ana, nos amemos así.
Haz que todas las parejas y los matrimonios se amen con este amor.
Haz que nos parezcamos a Ti, como dice la canción, “amor de los amores".
Que así sea.
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Mi Diario. Reunión del trece de marzo de 2004. Sábado.
Dar, darse, entregarse.
Ayer, mi querido Diario, mi querido José Carlos, en la REUNION del Grupo, llegamos al final de QUÉ ES EL AMOR, aunque faltan, según Carlos, algunos matices que iremos tratando en las próximas reuniones.
Saber aceptar y recibir del otro. Sacrificio y renuncia. ¿Pero el amor puede ser renuncia y sacrificio? La comunicación profunda del yo. La necesidad imperiosa que tenemos de amar. La entrega total de sí mismo. El servicio y el beneficio del (ser) amado. Caminar juntos hacia la Casa del Padre. La felicidad personal y conyugal. El amor como círculo perfecto: el amor de Dios en la parábola del hijo pródigo.
Creo que el plan es todavía muy ambicioso. Me atrae una burrada. Desde luego se habla del amor, del verdadero sentido y esencia del amor y no se para nunca. Dice Carlos que podría, podríamos estar hablado del amor un año entero sin agotar el tema y que siempre se le quedarían cosas en el tintero.
Bien, voy a poner en mayúsculas, para que nunca lo olvides, mi querido Diario, una definición como “para andar por casa,” que no ha dado Carlos del amor, no del amor de la pareja, sino de todo amor, hasta del amor de Dios. Quizás no muy técnica, no muy psicológica, no muy antropológica, pero sí muy profundamente humana y sobre todo muy sencilla y completa.
EL AMOR ES:
DAR, DARSE, ENTREGARSE,
BUSCANDO SIEMPRE EL BIEN DEL AMADO,
SIN EXIGIRLE NADA A CAMBIO,
SABIENDO ACEPTARLE Y RECIBIRLE,
Y ESPERANDO DE ÉL TODO.
¡Dios mío, Dios mío, por favor te lo pido, que nuestro amor sea fiel reflejo de esta definición!
Haz que José Carlos y yo, tu Ana, nos amemos así.
Haz que todas las parejas y los matrimonios se amen con este amor.
Haz que nos parezcamos a Ti, como dice la canción, “amor de los amores".
Que así sea.
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11.- "CARACTERISTICAS NATURALES NECESARIAS"
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Mi Diario a quince de marzo de 2004. Lunes.
Estos son los temas que vamos a ir tratando para completar la esencia del amor.
Las anteriores son notas necesarias sin las cuales el amor quedaría mal definido. Son esenciales.
Las siguientes deben acompañar siempre al amor y en el amor deben estar, pero no pertenecen a su esencia. Son características necesarias. Son lo que los filósofos llaman “notas” características.
Son estas:
09.- CARACTERISTICAS NECESARIAS.
01.- Sacrificio y renuncia.
02.- Alegría y buen humor.
03.- Verdad y Humildad.
04.- La comunicación profunda y el diálogo intimo.
05.- La entrega total.
06.- La comunión carnal.
07.- "Servicialidad".
08.- Dios nos hizo para el amor.
09.- Mi felicidad está en tu felicidad.
10.- Caminar juntos hacia la Casa del Padre.
11.- Sin exigencia alguna.
12.- El Amor de Dios en la parábola del hijo pródigo.
13.- ¿Seré yo el hijo mayor?
14.- La gran Revelación de Jesucristo.
Las iremos tratando en las próximas semanas aunque habrá algunas, creo que tres, la comunicación, la entrega y la comunión carnal, en que José Carlos y yo, ¡por fin! estaremos, ¡Dios sea loado!, casados y de viaje de novios.
Se las pediré a Mónica o a Isabela para transcribirlas en mi diario y no perderlas.
Por eso, mi Diario, no te impacientes, no las vas a recibir seguidas. Se intercalaran nuestra Boda, que no puedo dejar de contártela, nuestro Viaje de Novios, y nada más volver una reunión en que están convocados todos los que hicimos en Cursillo en mayo de 2003. Espero que puedan acudir casi todos pues nos encantaría charlar, comentar y ver cómo nos ha ido yendo a cada pareja y sobre todo comunicarles nuestra “buena nueva”, la creación del grupo y las reuniones en El Madroñal, cada quince días tras la Misa con Don Matías. A ver si algunos se reenganchan y se anima a vivir esa maravillosa aventura de la vida de cara a Dios y siempre rumbo al amor.
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Mi Diario a quince de marzo de 2004. Lunes.
Estos son los temas que vamos a ir tratando para completar la esencia del amor.
Las anteriores son notas necesarias sin las cuales el amor quedaría mal definido. Son esenciales.
Las siguientes deben acompañar siempre al amor y en el amor deben estar, pero no pertenecen a su esencia. Son características necesarias. Son lo que los filósofos llaman “notas” características.
Son estas:
09.- CARACTERISTICAS NECESARIAS.
01.- Sacrificio y renuncia.
02.- Alegría y buen humor.
03.- Verdad y Humildad.
04.- La comunicación profunda y el diálogo intimo.
05.- La entrega total.
06.- La comunión carnal.
07.- "Servicialidad".
08.- Dios nos hizo para el amor.
09.- Mi felicidad está en tu felicidad.
10.- Caminar juntos hacia la Casa del Padre.
11.- Sin exigencia alguna.
12.- El Amor de Dios en la parábola del hijo pródigo.
13.- ¿Seré yo el hijo mayor?
14.- La gran Revelación de Jesucristo.
Las iremos tratando en las próximas semanas aunque habrá algunas, creo que tres, la comunicación, la entrega y la comunión carnal, en que José Carlos y yo, ¡por fin! estaremos, ¡Dios sea loado!, casados y de viaje de novios.
Se las pediré a Mónica o a Isabela para transcribirlas en mi diario y no perderlas.
Por eso, mi Diario, no te impacientes, no las vas a recibir seguidas. Se intercalaran nuestra Boda, que no puedo dejar de contártela, nuestro Viaje de Novios, y nada más volver una reunión en que están convocados todos los que hicimos en Cursillo en mayo de 2003. Espero que puedan acudir casi todos pues nos encantaría charlar, comentar y ver cómo nos ha ido yendo a cada pareja y sobre todo comunicarles nuestra “buena nueva”, la creación del grupo y las reuniones en El Madroñal, cada quince días tras la Misa con Don Matías. A ver si algunos se reenganchan y se anima a vivir esa maravillosa aventura de la vida de cara a Dios y siempre rumbo al amor.
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12.- "En la salud y en la enfermedad"
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1.- SACRIFICIO Y RENUNCIA.
Mi Diario. Reunión del veintisiete de marzo de 2004. Sábado.
Todos los días de mi vida.
(Segunda versión)
La lectura de este relato que nos dio Carlos como base de la reunión de grupo, me impacto fuertemente. Alegría y tristeza, gozo y dolor, esperanza y desesperanza, sacrificio y satisfacción, renuncia y aceptación, firmeza y debilidad, fragilidad y fortaleza, heroísmo y sencillez, luz y oscuridad, catastrofismo, casi determinismo y fe, salud y enfermedad, pueden vivir juntas y compartir la existencia, sin romperla, ni debilitarla.
Chunche, creo que Asunción, era una esposa normal a los ojos de todos sus amigos. Quería a Juan con un cariño entrañable, le había dado tres inigualables hijos, Virginia, Beatriz, y Juan.,
Pero un día, nunca se sabe cuando empiezan estas enfermedades, Juan empezó a tener reacciones raras o extemporáneas. Probablemente Chunche ya se las había notado antes, y probablemente se las negaba a sí misma, eran imaginaciones suyas, pues esos síntomas eran hereditarios y ya estaban en la madre de Juan. No quería contar cuando jugaba al dominó con los amigos, y lo tomaba a bromas, las cosas de Juan, olvidaba las cosas más elementales y no se acordaba de lo que había pasado algunas horas antes.
La enfermedad se estaba desatando: Alcehimer, la temida y posible enfermedad de ascendencia familiar.
Para qué cansaros. La dedicación absoluta, el total cuidado y el rodeado siempre de amor y cariño, fue la nota dominante de toda la familia, pero en grado supremo, yo diría que heroico, con la heroicidad con que se hacen las cosas sencillas, pero continuas, absorbentes, sin descanso, sin un minuto para el respiro o para la propia persona, fue en Chunche una constante absoluta.
Conforme la enfermedad avanzaba, los cuidados intensivos se fueron haciendo más absorbentes y extenuantes. El abatimiento primero, Juan no habla bien, Juan no se mueve, Juan no anda, Juan deja de hablar en absoluto, Juan queda postrado en cama, Juan no se vale para el aseo, el baño, sus necesidades corporales, y todo hay que hacérselo, - bañar a Juan es una obra de titanes pues su cuerpo es un cuerpo inerte totalmente y flácido, - Juan no come, hay que darle para que trague cuchara a cuchara, sorbo a sorbo, Juan empieza a no oír ni ver, Juan va quedándose, a pesar de la sonda para comer, un esqueleto viviente pero Juan sigue siendo un ser querido, cuidado y mimado, mil por cien.
El día de su santo, esta vivencia se la tendré que agradecer siempre en el corazón inmensamente a nuestra amiga del alma, su mujer, sus tres hijos, su amiga de siempre Dolores y su marido, Elena y yo, sus últimos en el tiempo, pero muy cerca en el corazón, y Celso el sacerdote amigo, celebramos con gozo, ¿cómo puede haber gozo, en medio de tanto dolor y sufrimiento, cómo puede la presencia de Dios, cómo Dios mismo puede ser tan fuerte, celebramos con gozo la ceremonia de la luz.
¡Que hermoso fue de la luz de Cristo encender nuestras velas mientras Jesús se hacia presente en el Pan y el Vino, y ser luz con su luz, y amor con su amor, y pan en su pan y vino de vida cuando la muerte rondaba ya cercana a nuestro amigo!
Recordé la boda de su hija Bea, cuando ya en una silla de rueda entró Juan a la Iglesia para ser testigo del amor de su hija. Y el beso de Bea a su padre en la ceremonia no se si al final o para darle la paz.
Aún quedaban muchas noches sin dormir, echada en la cama de al lado, mi querida Chunche, más tiempo despierta y en entresueños, con el descanso siempre roto, respira bien, querrá un poco de agua, mojarles los labios apenas, cambiarles los ya de nuevo pañales, sin quejas, sin aspavientos sin decir que buena soy.
Y Juan ya no… ya no…
Pero Juan, repito con admiración, sigue siendo un ser querido mimado y cuidado.
En la salud y en la enfermedad. Renuncia y sacrificio, cuando el amor exige para ser amor, renuncia y sacrificio. Sin quejas, sin mártires, con alegría de servir y dolor compartido, en lo grande, cuando debe ser heroico y grande, y en los mil y un detalles pequeños de cada día.
Quien no sabe ni quiere sacrificarse y renunciar a mil cosas por amor, cuando lo necesita el amado, ni tiene amor, ni sabe lo que es el amor, y solo sabe mirarse su propio ombligo egoísta y egocéntrico.
Preguntas:
1.- ¿Cuál es la medida del sacrificio y de la renuncia para procurar el bien del ser amado?
¿Hasta dónde compromete, libremente, el amor?
2.- ¿Es la “medida del amor” como dice San Agustín, “el amor sin medida”?
3.- ¿No será mejor resguardarse, protegerse, poner un tope o un límite y a partir de él preocuparnos más por nosotros mismos y dejar al amado a su libre arbitrio y que busque sus propios remedios?
4.- Y si no tiene remedio, ni cura, ni vida propia, es ya solo vida vegetativa, o vida totalmente inmovilizada y sin posibilidad de interrelación, ¿porqué no acudir a la eutanasia, y que deje de sufrir él y nosotros, y no permita rehacer nuestra vida, ya solos, ya con otra pareja?
¿Acaso no sería mejor incluso, internarlo en un lugar donde tenga todos los cuidados necesarios y nosotros vivir una vida nueva por los años que nos queden? ¿No es “una primada” aferrarse a un muerto viviente?
Reunión de Grupo:
Fue Clara la que habló con una convicción que nos dejó a todos sorprendidos. Todos los cuidados físicos y materiales sin que estén envueltos en el cariño, la ternura y las delicadezas, no tienen sentido alguno en el terreno del amor. Aunque parezca que no comprenden ni nos ven u oyen muchísimos enfermos perciben la presencia de la persona amada, “la huelen”, y hasta cuando ya han perdido totalmente la conciencia, nuestra presencia, aún en el subconsciente, les produce o puede suponer un alivio y consuelo.
Pero es más, aunque solo sea por nosotros mismos, sentiríamos nuestro “amor” imperfecto, sin cerrarse en ese círculo perfecto, del que tantas veces hemos hablado, y levantaríamos entre el salir del yo para llegar al tu, y el tu, el muro más espantoso de egoísmo e ingratitud, al no devolver lo que el amado ha estado siempre dispuesto a dar y en mil detalles ha dado.
Tomás quiso añadir que cuando se cree en la vida, se tiene la cultura de la vida, aún desde los límites de la naturaleza humana, no tiene sentido ninguno la eutanasia, pues apoderarse de algo que no es nuestro, “la vida ajena”, y aún con su consentimiento y deseo, es truncar la propia naturaleza de vida y no de muerte, que rige toda vida humana.
Si nos elevamos a el plano de criaturas y Creador, sólo Dios como Creador único, principio y fin de todo lo creado, es dueño absoluto e irremplazable de de toda vida y más aún de toda vida humana.
Así como hay un mandato y permiso divino para que el hombre use todos los demás vienes de la Creación para su provecho y bien, (léase despacio el Génesis) no existe ningún lugar en que Dios ceda ese poder l hombre y le haga dueño absoluto y sin límites de su propia existencia y de su propia vida.
Que decir tiene que charlamos apasionadamente y que a veces casi nos tiramos “los tiestos a la cabeza”.
Pero si yo intento transcribir todas nuestras reuniones, no tendría jamás tiempo para dormir y ya sabes mi querido diario lo dormilona que soy. ¡Qué sueño! Me voy a dormir y hasta mañana si Dios quiere.
Creo que hoy me toca soñar con el angelito de José Carlos cuidándome cuando yo sea ancianita. Bueno, amor, nos cuidaremos mutuamente. Uno y mil besos.
Conclusión.
“La medida del amor, es amar sin medida”
“Nadie tiene mayor amor, que el que da la vida por sus amigos” y quién más amigo que tu pareja.
Y hasta amar al prójimo como a nosotros mismos, porque puestos nosotros en esas circunstancias, bien querríamos ser amados así.
“Yo sí sería capaz de dar la vida por mi novio” “Toda de golpe y segundo a segundo” le dijo una novia una vez en una reunión a Carlos y el novio aún tiene una sonrisa que nadie le puede quitar.
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1.- SACRIFICIO Y RENUNCIA.
Mi Diario. Reunión del veintisiete de marzo de 2004. Sábado.
Todos los días de mi vida.
(Segunda versión)
La lectura de este relato que nos dio Carlos como base de la reunión de grupo, me impacto fuertemente. Alegría y tristeza, gozo y dolor, esperanza y desesperanza, sacrificio y satisfacción, renuncia y aceptación, firmeza y debilidad, fragilidad y fortaleza, heroísmo y sencillez, luz y oscuridad, catastrofismo, casi determinismo y fe, salud y enfermedad, pueden vivir juntas y compartir la existencia, sin romperla, ni debilitarla.
Chunche, creo que Asunción, era una esposa normal a los ojos de todos sus amigos. Quería a Juan con un cariño entrañable, le había dado tres inigualables hijos, Virginia, Beatriz, y Juan.,
Pero un día, nunca se sabe cuando empiezan estas enfermedades, Juan empezó a tener reacciones raras o extemporáneas. Probablemente Chunche ya se las había notado antes, y probablemente se las negaba a sí misma, eran imaginaciones suyas, pues esos síntomas eran hereditarios y ya estaban en la madre de Juan. No quería contar cuando jugaba al dominó con los amigos, y lo tomaba a bromas, las cosas de Juan, olvidaba las cosas más elementales y no se acordaba de lo que había pasado algunas horas antes.
La enfermedad se estaba desatando: Alcehimer, la temida y posible enfermedad de ascendencia familiar.
Para qué cansaros. La dedicación absoluta, el total cuidado y el rodeado siempre de amor y cariño, fue la nota dominante de toda la familia, pero en grado supremo, yo diría que heroico, con la heroicidad con que se hacen las cosas sencillas, pero continuas, absorbentes, sin descanso, sin un minuto para el respiro o para la propia persona, fue en Chunche una constante absoluta.
Conforme la enfermedad avanzaba, los cuidados intensivos se fueron haciendo más absorbentes y extenuantes. El abatimiento primero, Juan no habla bien, Juan no se mueve, Juan no anda, Juan deja de hablar en absoluto, Juan queda postrado en cama, Juan no se vale para el aseo, el baño, sus necesidades corporales, y todo hay que hacérselo, - bañar a Juan es una obra de titanes pues su cuerpo es un cuerpo inerte totalmente y flácido, - Juan no come, hay que darle para que trague cuchara a cuchara, sorbo a sorbo, Juan empieza a no oír ni ver, Juan va quedándose, a pesar de la sonda para comer, un esqueleto viviente pero Juan sigue siendo un ser querido, cuidado y mimado, mil por cien.
El día de su santo, esta vivencia se la tendré que agradecer siempre en el corazón inmensamente a nuestra amiga del alma, su mujer, sus tres hijos, su amiga de siempre Dolores y su marido, Elena y yo, sus últimos en el tiempo, pero muy cerca en el corazón, y Celso el sacerdote amigo, celebramos con gozo, ¿cómo puede haber gozo, en medio de tanto dolor y sufrimiento, cómo puede la presencia de Dios, cómo Dios mismo puede ser tan fuerte, celebramos con gozo la ceremonia de la luz.
¡Que hermoso fue de la luz de Cristo encender nuestras velas mientras Jesús se hacia presente en el Pan y el Vino, y ser luz con su luz, y amor con su amor, y pan en su pan y vino de vida cuando la muerte rondaba ya cercana a nuestro amigo!
Recordé la boda de su hija Bea, cuando ya en una silla de rueda entró Juan a la Iglesia para ser testigo del amor de su hija. Y el beso de Bea a su padre en la ceremonia no se si al final o para darle la paz.
Aún quedaban muchas noches sin dormir, echada en la cama de al lado, mi querida Chunche, más tiempo despierta y en entresueños, con el descanso siempre roto, respira bien, querrá un poco de agua, mojarles los labios apenas, cambiarles los ya de nuevo pañales, sin quejas, sin aspavientos sin decir que buena soy.
Y Juan ya no… ya no…
Pero Juan, repito con admiración, sigue siendo un ser querido mimado y cuidado.
En la salud y en la enfermedad. Renuncia y sacrificio, cuando el amor exige para ser amor, renuncia y sacrificio. Sin quejas, sin mártires, con alegría de servir y dolor compartido, en lo grande, cuando debe ser heroico y grande, y en los mil y un detalles pequeños de cada día.
Quien no sabe ni quiere sacrificarse y renunciar a mil cosas por amor, cuando lo necesita el amado, ni tiene amor, ni sabe lo que es el amor, y solo sabe mirarse su propio ombligo egoísta y egocéntrico.
Preguntas:
1.- ¿Cuál es la medida del sacrificio y de la renuncia para procurar el bien del ser amado?
¿Hasta dónde compromete, libremente, el amor?
2.- ¿Es la “medida del amor” como dice San Agustín, “el amor sin medida”?
3.- ¿No será mejor resguardarse, protegerse, poner un tope o un límite y a partir de él preocuparnos más por nosotros mismos y dejar al amado a su libre arbitrio y que busque sus propios remedios?
4.- Y si no tiene remedio, ni cura, ni vida propia, es ya solo vida vegetativa, o vida totalmente inmovilizada y sin posibilidad de interrelación, ¿porqué no acudir a la eutanasia, y que deje de sufrir él y nosotros, y no permita rehacer nuestra vida, ya solos, ya con otra pareja?
¿Acaso no sería mejor incluso, internarlo en un lugar donde tenga todos los cuidados necesarios y nosotros vivir una vida nueva por los años que nos queden? ¿No es “una primada” aferrarse a un muerto viviente?
Reunión de Grupo:
Fue Clara la que habló con una convicción que nos dejó a todos sorprendidos. Todos los cuidados físicos y materiales sin que estén envueltos en el cariño, la ternura y las delicadezas, no tienen sentido alguno en el terreno del amor. Aunque parezca que no comprenden ni nos ven u oyen muchísimos enfermos perciben la presencia de la persona amada, “la huelen”, y hasta cuando ya han perdido totalmente la conciencia, nuestra presencia, aún en el subconsciente, les produce o puede suponer un alivio y consuelo.
Pero es más, aunque solo sea por nosotros mismos, sentiríamos nuestro “amor” imperfecto, sin cerrarse en ese círculo perfecto, del que tantas veces hemos hablado, y levantaríamos entre el salir del yo para llegar al tu, y el tu, el muro más espantoso de egoísmo e ingratitud, al no devolver lo que el amado ha estado siempre dispuesto a dar y en mil detalles ha dado.
Tomás quiso añadir que cuando se cree en la vida, se tiene la cultura de la vida, aún desde los límites de la naturaleza humana, no tiene sentido ninguno la eutanasia, pues apoderarse de algo que no es nuestro, “la vida ajena”, y aún con su consentimiento y deseo, es truncar la propia naturaleza de vida y no de muerte, que rige toda vida humana.
Si nos elevamos a el plano de criaturas y Creador, sólo Dios como Creador único, principio y fin de todo lo creado, es dueño absoluto e irremplazable de de toda vida y más aún de toda vida humana.
Así como hay un mandato y permiso divino para que el hombre use todos los demás vienes de la Creación para su provecho y bien, (léase despacio el Génesis) no existe ningún lugar en que Dios ceda ese poder l hombre y le haga dueño absoluto y sin límites de su propia existencia y de su propia vida.
Que decir tiene que charlamos apasionadamente y que a veces casi nos tiramos “los tiestos a la cabeza”.
Pero si yo intento transcribir todas nuestras reuniones, no tendría jamás tiempo para dormir y ya sabes mi querido diario lo dormilona que soy. ¡Qué sueño! Me voy a dormir y hasta mañana si Dios quiere.
Creo que hoy me toca soñar con el angelito de José Carlos cuidándome cuando yo sea ancianita. Bueno, amor, nos cuidaremos mutuamente. Uno y mil besos.
Conclusión.
“La medida del amor, es amar sin medida”
“Nadie tiene mayor amor, que el que da la vida por sus amigos” y quién más amigo que tu pareja.
Y hasta amar al prójimo como a nosotros mismos, porque puestos nosotros en esas circunstancias, bien querríamos ser amados así.
“Yo sí sería capaz de dar la vida por mi novio” “Toda de golpe y segundo a segundo” le dijo una novia una vez en una reunión a Carlos y el novio aún tiene una sonrisa que nadie le puede quitar.
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