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HUMILDAD Y VERDAD.
Mi Diario. Reunión del veinticuatro de abril de 2004. Sábado.
(Ver “Tu dios no es seguramente Dios.”)
Siempre exige humildad y verdad.
Primero he de decirte, mi amado Diario, que ayer viernes fue el santo de Jorge, de Giorgio. Nos reunimos por la noche en su casa y no teníamos ninguno de nosotros ganas de que terminara la pequeña fiesta. Clara se volcó preparándolo todo, muy sencillo pero riquísimo y apetitoso. Pero a todos nos pareció un ratito pequeño, muy corto y pequeño, para celebrarlo. Unas copas y unos canapés, que me sirvieron de cena desde luego, y después un rato largo de charla y convivencia.
Hablamos de todo pero sobre todo de Bodas. Mónica y Francisco Javier se casaron en enero, en julio del año pasado, todavía no han hecho el año, María y Tomás, y en octubre también del año pasado Isabela y Juan Carlos. En mayo de este año, ya, como quién dice, nos casamos nosotros, Julia y Ernesto se casaron nada más terminar el Cursillo y estaban casados Magdalena y Pedro y Clara y Jorge. Así que somos los últimos y ya casi no quedan días. Nos fuimos muy tarde, a las dos o dos y media, pero como mañana es sábado dormiremos un rato más, José Carlos, aunque impaciente, me dejará dormir, y yo tengo tiempo de corregir y ampliar mi Diario, tras desayunar un poco y hacer un poco de gimnasia para encontrarme tiposa y fuete para la boda.
Bueno entro en “harina” del tema de hoy sábado. Aunque lo suelo escribir los domingos, los sábados noche vengo dormida, lo fecho en su día para llevar más orden. Fue más o menos así.
Te diré que este tema me gustó extraordinariamente pues cuando fallamos a Dios, empezamos a crearnos ídolos de barro, porque es tan fuerte la huella de Dios en el alma humana, que aún en la mayor inconciencia y en el mayor rechazo, siempre nos queda la duda razonable de si Dios existe.
Estoy convencido nos dijo Carlos de que no existen ateos. “Convencidos intelectualmente, otra cosa es sentimentalmente o interesadamente, de que Dios no existe.” Existen hombres, muchos hombres incluso a veces hasta los santos, que en algún momento dudan de su existencia, y algunos, los agnósticos, que le niegan de boca para afuera pero que de inteligencia para dentro son una duda permanente, y si son honrados consigo mismo viven en la duda pero no en el convencimiento.
Esta es la carta de cómo si andamos enredados en nuestra pequeñez y en nuestros egoísmos a veces Dios no sobra, nos cuestiona, nos incomoda y entonces prescindimos de El y nos hacemos dioses chiquititos a la medida de nuestras miserias.
A Naira.
En verdad, Naira, has hecho un dios chiquitito, a tu medida. En vez de hacerte tú a imagen y semejanza de Dios, te has hecho un dios a tu imagen y semejanza, y naturalmente ha tenido que salir muy pequeñito, como tú, criatura creada al fin y al cabo y no la mayor de la Creación.
El amor es la Verdad. No podemos engañarnos a nosotros mismos ni contándonos mentiras ni creyéndonoslas luego. Y esto es lo que hacemos cuando la verdad nos estorba. Unos se hacen un ídolo de barro, los que su sexualidad se les desborda más allá de la verdad y el bien, y se rellena de sus debilidades, apetencias, conveniencias y comodidad, son los que su cuerpo les ha impuesto una esclavitud de sexo y no lo quieren admitir, los límites evangélicos no son ni humanos ni de Cristo, sino de una Iglesia atenazadora y timorata. “Porque cinco marido has tenido y con el que ahora vives no es marido tuyo” te estalló en los oídos, saliste espantada de la Misa porque aquello hería gravemente tu corazón y tu conciencia, y entonces, sí, Naira entonces, como la verdad de la moral del Amor, la moral de Cristo es una moral no de obligaciones y normas sino una moral del amor, es dura, “porque el camino es estrecho”, y tu andabas por la autopista de tus deseos y tus hombres, sí ya lo sé, no te entregaste a ninguno sin estar enamorada, pero ese era el límite de tus exigencias, estar enamorada cuando eso es fácil para ti, tú que eres muy enamoradiza, (¿no habrás estado más bien muy enamoriscada, no te habrás enamorado, pero nunca has estado de verdad enamorada?, ¿acaso tu misma una o dos veces no me has dicho que dudabas de la autenticidad de tu propio amor?) empezaste a agrandar los límites del amor hasta desfigurarlos en la apertura de tus conveniencias, y legalizar en tu conciencia toda unión carnal y sexual, te suena duro verdad, tu le llamas “acostarse”, “hacer el amor”, “vivir juntos”, palabras más suaves para que no te hieran, y a hacerte tu propia moral, ancha como los deseos vehemente e incontrolados de tu cuerpo, que tu dices entregar sólo cuando racionalmente lo decides, ¿de verdad te lo crees que no te desborda la esclavitud del sexo? , y a fabricarte tu ídolo de barro y tu dios chiquitito a la imagen de tu sexo “anhelante de amor”, tú lo llamas amor, y por tanto a desechar eso sí muy suavemente, sin pelearte del todo con El, al Dios verdadero.
YO soy el Camino, la VERDAD y la vida. Como habías desfigurado la verdad del sexo y el matrimonio, “lo que Dios ha unido no lo separe el hombre”, y tu lo has separado por lo menos esas cinco veces, tuviste que desfigurar la persona de Cristo y su mensaje evangélico. Y es curioso, cuando tocamos por error, debilidad o conveniencia un punto de nuestro credo, de Credo Apostólico, inmediatamente empiezan a resentirse, a debilitarse y a resquebrajarse todos sus versículos. Al no aceptar la unidad del matrimonio, Cristo ahí está hablando el matrimonio natural, tal como creó la unión del hombre y la mujer, inmediatamente debilitas, resquebrajas y se resiente toda la persona de Cristo y todo su mensaje. Ya no te cuadra un Cristo Dios, segunda Persona de la Trinidad, y empiezas a dudar del Dios Trino, te quedas en una divinidad etérea, sin contornos, impersonal, más cerca del concepto de las creencias orientales que del Evangelio, su mensaje se difumina, la Vulgata se hace capricho de la Iglesia, valen al menos algunos apócrifos o los textos del Mar Muerto, se han manipulados los texto para adatarlos a la doctrina y no ha salido la doctrina de los texto, San Agustín es una de los grandes errores de la historia eclesial y llegas casi a un panteísmo absurdo confundiendo la divinidad de Dios, su esencia y existencia objetivamente independiente y trascendente con la presencia del Creador en su creación objetivamente externa a Él, y su vinculación a ella, como dice Tomás de Aquino, por esencia, presencia y potencia.
Ya estás rozando el Budismo, sincretismo, el nirvana, a Zoroastro e incluso a Mahoma.
Todas las fe son iguales y si tocas dentro del cristianismo, los Iluministas o iluminados más bien, las beduinas o las corrientes actuales de zen y orientalismos donde todo cabe, todo entra y tu dios pequeñito puede ser el dios de tus vaciados interiores, de tus sentadas, perdona, más llenas de ensoñaciones que de realidad.
No te voy a negar que en todas estas corrientes haya algo o mucho de verdad y que estén teñidas de la Verdad. Pero Dios no está en el vacío ni el la nada porque Dios es el único y solo Dios con plenitud de esencia, su esencia y existencia son unicidad y es un Dios personal. Yo soy el que soy. Y nadie va al Padre sino por mí. No hay misticismo posible sin Cristo y su divinidad. Y todo el que de buena fe busca y se acerca a Dios, budistas, sintoístas, mahometanos, etc. sólo alcanzan su presencia en la redención de Cristo, salvados y redimidos como todos los hombres “a los que ama el Señor”, aunque ellos ignoren su presencia como ignoran su existencia.
No es Dios el que se debe adaptar a ti. Eres tú la que te debes contornear en El. Nadie soy yo para juzgarte, menos para condenarte, pero sí, sobre todo porque me has pedido en tu carta mi opinión, para confortarte en la Verdad, sólo recibida y aceptada en la gracia y don de Dios. Eres tú, sí tú, la que debes auscultar tu propia conciencia y tus propias intenciones tal como están no en tus conveniencias sino el la mente de Dios, tan como las conoce El. Ver si has sido honrada con tus propias verdades, con las que te has ido fabricando, o si tus vaivenes has sido interesados por tu egoísmo disimulado, es curioso conozco algunas personas que tiñen tan bien ante los demás y ellos mismos sus propios egoísmos que parecen y se creen que son virtud, por tus pasiones y tu sexualidad, por tus convencerte a ti misma de tu tranquilidad y felicidad, por no querer renunciar a tus apetencias ni a tus en el fondo comodidades que disimulas con entrega, pero que en el fondo van cerrada a todo lo que sea “ceder” de ti misma al otro, para que no altere tu trayectoria conformista y confortable.
A veces cuando dices “soy muy feliz, me siento muy bien. Con mis hijos, Marcos y Naira no necesito nada más” creo advertir un tonillo que deja entrever un esfuerzo por convencerte a ti misma, un no creértelo en su totalidad ni tú misma, y sobre todo a pesar de ese afán exterior de querer comprender y saber, un orgullo de tu mente, en que fundamente tus creencias y tus pequeños dogmas, creados por ti para tu propia tranquilidad de conciencia, desde aquella búsqueda algo envidiosilla de “porque mis hermanos tiene a Dios y yo no”. Como no has encontrado el Dios de tus hermanos, lleno de renuncias personales y de aceptación al mensaje evangélico, por no renunciar a “tus limitaciones” de ninguna manera, te has creado ese dios pequeñito del que hablamos que te asemeja a ellos.
Y ya has hecho, forrado y chapeado con ellos, con “tus limitaciones y con tu orgullo, nacida de éstas,” tu becerro de barro, como becerro de oro.
El primero es un becerro de barro, de debilidades humanas. El segundo es el becerro de oro del orgullo de la mente, el mayor de todos los pecados capitales, al que se adhiere inmediatamente el pecado del deseo del superpoder. “Seréis como dioses”. Y como no podéis ser como Dios y el hombre ni puede ni sabe vivir sin El, se hace su becerro del orgullo, vanagloria, poder, sexualidad, ambición, comodidad, el becerro de hoy, confortabilidad, prepotencia, etc. Para tener algo que adorar. Aquellos “cuyo dios es el vientre”, en sus múltiples manifestaciones son hoy los que así acallan el ansia de amor, de sano y verdadero amor, para el que Dios creó su corazón.
Y cuando hayas llegado a vislumbrar la verdad, tus verdades sean las verdades de Dios, y Cristo es Dios, ten la humildad, difícil sabes, ten la terrible humildad de abrazarla sin titubeos ni pongas ninguna condición, con sencillez, con generosidad, con el corazón abierto a Dios.
“La Palabra, (la Única palabra de Dios, Cristo Jesús,) era la Luz verdadera que ilumina a todo hombre.” ”Vino a los suyos y los suyos no la recibieron.””Pero a los que la recibieron les dio potestad de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.” ”Y la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros, lleno de gloria que recibe del Padre, lleno de gracia y de verdad”. (Jn I, 9-14)
Que la Luz de Cristo, mi Dios y tu Dios, el único Dios verdadero de todo hombre, ilumine tu mente y abra tu corazón, para que encontrando su gracia y su verdad, encuentres “la vida que está en la Palabra, vida que es la luz de los hombres”.(Jn I . 4)
Preguntas:
1.- ¿Porqué dejamos a Dios y nos hacemos becerros de barro?
¿Cuáles son las causas de este abandono?
2.- ¿Porqué cuando se toca para rechazarla porque molesta, una verdad evangélica enseguida se resquebrajan otras verdades y en cascada vamos negando todo o casi todo el mensaje de Cristo?
3.- ¿Porqué sustituimos a Dios muchas veces por “nuevas creencias” que nos hacen más fácil adecuarlas a nuestras apetencias o debilidades?
4.- ¿Porqué debajo de estos motivos, sexualidad, ambición, dinero, poder, siempre hay un orgullo personal que nos hace creernos más listo que los demás y en posesión de la verdad absoluta?
5.- ¿Porqué para llegar la Verdad de Cristo y su Evangelio sólo hay un camino de humildad y entrega confiada y sincera a la Palabra de Dios y de amor a su Palabra, Cristo?
Reunión de Grupo:
He leído en un libro, nos dijo Tomás, que cuando encuentra un hombre o mujer, que dice no creer en Dios y escarbas en su conciencia y en sus vidas, no siempre pero muy a menudo, encuentras que en sus conductas hay “un lío de faldas” o “de pantalones”, la sexualidad fuera de su contexto, en el egoísmo y en el amor y muy frecuentemente sobretodo en los “hombres de negocios”, falta de honradez en ellos, comisiones obscenas y espurias, cohechos y compra de voluntades, corrupción en los cargos de servicio al pueblo, vender prebendas o comprarlas, explotación del obrero o la sirvienta, (el caso de las sirvientas se suele dar en señoras muy cristianas y de misa) y un sin fin de medios ilegítimos para enriquecerse y hacer del dinero el dios de oro de sus vidas.
Yo conozco una chica que parece Naira. Ha tenido no sé cuantos novios, a todos o casi todos se los ha llevado a la cama, enamoradísima sí, pero uno tras otros, los ha dejado o le han dejado porque su egoísmo y orgullo lo envuelve tanto y con tal habilidad en aparente “bondad”, que a todos les parece una chica generosa, pero de hecho y yo creo que es la causa de la huída de “sus hombres”, manda tanto, es una máquina de exigencias y apremios, se impone tanto, todo tiene que ser como ella lo piensa, como a ella le apetece, aunque claro, es según dice como ella lo ve, porque así es, y son tan continuas sus maquinaciones, sus imposiciones, que en el fondo nadie la aguante mucho tiempo si su relación es continua y permanente. En relaciones discontinuas, esporádicas, es un cielo y un encanto.
Cuando hay convivencia continua con ella, empiezan los problemas y las discusiones.
Hasta con sus hijos es una máquina de mandar. Los atosiga, les manda continuamente, no los deja vivir en paz ni dos minutos.
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